Seis de los consejeros del Banco de Fomento Comercial de Cuba -uno de los más relevantes de la isla- eran de A Mariña: José Maseda Bouso, de Mondoñedo; Luis Cotarelo Reinante, de Ribadeo; y los viveirenses Ramón Abadín García y su hijo Ramón Abadín López, Luis Fernández Albo y Marino López Blanco que fue dos veces Ministro con Batista: de Comunicaciones en su gobierno democrático (1940-1944) y de Hacienda y Trabajo en el que formó tras el golpe de Estado en 1952.
El banco fue fundado en 1950 por 66 accionistas. Unos eran cubanos -como Eduardo Salaya, Rafael Santos Jiménez, Amadeo López Castro o José López Vilaboy, dueño de varias empresas y del aeropuerto de Rancho Boyeros- y otros gallegos como José López Serrano -hijo de O Pote y propietario del Edificio López Serrano, uno de los más emblemáticos de La Habana- o los seis mariñanos citados, entre otros.
El banco tenía su sede en la calle Obispo 252, un capital social de 550.000 dólares y depósitos próximos a 12 millones de pesos cubanos. Su actividad se orientó, sobre todo, al negocio inmobiliario pues estaba relacionado con el Centro de la Propiedad Urbana. Sus principales clientes fueron firmas afiliadas pero también concedía préstamos a particulares.
Tras el golpe de Estado de Batista en 1952 su influencia se multiplicó. Tres miembros de su Consejo de Dirección -Amadeo López Castro, Pablo Carrera y el viveirense Marino L. Blanco- fueron designados Ministros y la propia esposa del dictador, la ribadense Marta Fernández Miranda, mantuvo en la entidad cuentas de organizaciones que ella controlaba, como la de dispensarios infantiles (ONDI) o la de rehabilitación de inválidos (ONRI).
Dirigentes y entramado
En 1954, la junta de accionistas eligió una directiva que presidía Rafael Santos Jiménez, tenía como vicepresidentes al ferrolano Rosendo Varela (presidente de la Benéfica Naturales de Galicia) y al industrial cántabro Basilio del Real, y contaba con 23 consejeros, seis de A Mariña. En 1959 -meses antes del triunfo armado de Fidel- el banco fue vendido por 578.000 dólares al rico empresario venezolano y magnate del azúcar, Julio Lobo Olavarría.
La presencia de los mariñanos como consejeros demuestra que los cuadros dirigentes de las sociedades gallegas en Cuba estuvieron formados por sectores medios y altos de la colonia (comerciantes y empresarios en un 80%) que, a medida que lograban una posición económica notable, esta iba acompañada por un papel social de relevancia dentro y fuera de la colectividad. Muestra también el entramado familiar, social, económico y empresarial que muchos emigrantes tejieron para lograr el éxito: los seis mariñanos compartieron, además de patria chica, familia, negocios, intereses comerciales y altos cargos en las sociedades emigrantes gallegas.
Fernández Albo y Cotarelo presidieron Hijas de Galicia con el partido del falangista G. Lago
Los otros dos consejeros del Banco de Fomento Comercial, el viveirense Luis Fernández Albo y el ribadense Luis Cotarelo Reinante, tenían entre sí una gran relación de amistad y profesional. Ambos habían emigrado a Cuba el mismo año de 1915 y los dos presidieron y tuvieron cargos en Hijas de Galicia (50.000 socias) y en la Sociedad Benéfica Naturales de Galicia (10.000).
Fernández Albo era de Viveiro -su padre era conocido como O Cubilote- y se casó con Dolores Núñez Rivas, emigrante natural de Pardollan -aldea del Concello de Rubiá en la valdeorresa Serra da Lastra que cuelga sobre el río Sil- con la que tuvo cinco hijos: Luis, Carlos, Ángel, Raúl y Lucy. Varios familiares suyos residen hoy en Miami (Florida) y Xunqueira (Viveiro). Fernández Albo presidió Hijas de Galicia de 1949 a 1953 elegido por los partidos coaligados Renovación y Defensa Social. En su etapa se inauguró el pabellón de ocho plantas del Sanatorio, la Maternidad y el Hogar-Albergue. En 1955 fue nombrado presidente de honor de Vivero y su Comarca.
Por su parte, Cotarelo Reinante ejerció la presidencia de la sociedad protectora de mujeres y niños de 1933 a 1935. Fue interventor, apoderado y socio de mérito del Centro Gallego en la etapa en que la entidad estaba presidida por Bouza Bello; administrador de Vida Gallega, el órgano de prensa de Naturales de Galicia; y fue también secretario de Afirmación y Defensa, el partido del falangista Cayetano García Lago.
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Familia y negocios, el ministro López Blanco y Maseda
José López Méndez, de Celeiro (Viveiro), fue un comerciante, presidente de Vivero y su Comarca, que se casó con Julia Blanco y tuvieron dos hijos, Julia y Marino. La primera se casó con Ramón Abadín García (1888-1978), hijo de Ramón y de Concepción, de Galdo (Viveiro), que tuvieron seis hijos más: Francisco, Lola, Ramona, Mercedes, Justa y Vicente. Este último -donante de la escuela de Vieiro y de la traída de aguas a Viveiro- protegió a su hermano Ramón, lo llevó a Cuba, lo hizo socio de sus peleterías y negocios y le ayudó a ser un prominente miembro de la colectividad.
Marino López Blanco, por su parte, fue abogado, notario del Centro Gallego, dos veces Ministro, Senador y accionista de dos bancos y una aerolínea. Se casó con Conchita Bouza Goás, hija de Consuelo Goás y de Jesús Mª Bouza Bello (As Pontes 1872-La Habana 1945), propietario de Rambla, Bouza y Cía, la imprenta que editaba la Gaceta Oficial de Cuba y el Diario de Sesiones del Congreso. Por su solvencia presidió el Centro Gallego y el Diario de la Marina. Fue, con Cayetano García Lago, un pilar del partido Afirmación y Defensa y un hombre próximo a Falange Española.
Con Bouza Bello tenía relaciones comerciales y de amistad el mindoniense José Maseda Bouso (1862) que, además de fundador, accionista y directivo del Banco de Fomento Comercial, era socio de la Cía. de seguros El Iris, vocal del Centro de la Propiedad Urbana, presidente del Casino Español y fundador y presidente de la prestigiosa Compañía Litográfica de La Habana que fabricaba artículos en cartón, papel, imprenta y litografía. Era uno de los emigrantes con mejor posición económica antes del castrismo. Se casó con la asturiana Serafina Menéndez Blanco con la que tuvo dos hijos. Antes de marchar a Cuba, cuando era seminarista en Mondoñedo, tuvo un hijo -Antonio Maseda Bouso, Registrador de la Propiedad, jurisconsulto y exitoso empresario- con Carmen Pascuala Fernández Vega, una de las dos hijas de soltera de Agustina Fernández Vega que adoptó Gerónimo Romero Ginzo Fernández al enviudar. El niño fue entregado en la Inclusa en 1893 por su abuela ante la enajenación de su madre. Cuatro años después, su padre, José, lo retiró del centro, lo reconoció y pagó sus estudios.