Profesionales internacionales de los videojuegos, el cine, la tecnología o las editoriales crean desde aldeas gallegas. La Xunta de Galicia y tres espacios de vivienda compartida reúnen ahora a 60 personas en un programa para dinamizar zonas no urbanas
27 ago 2024 . Actualizado a las 18:32 h.España es el mejor país para ser nómada digital. Así lo indican desde diciembre del 2023 los datos de la web Visa Guide y ciudades como Barcelona, Valencia o Alicante encabezan el ránking de los mejores lugares para vivir en España según el portal Nomad List. Este nuevo estilo de vida, con teletrabajadores internacionales que cambian su residencia cada poco tiempo, ha potenciado el crecimiento de los colivings. También conocidos como cohousing, se trata de viviendas compartidas con espacios comunes en las que las personas residentes tienen un perfil similar y además de convivir colaboran en sus proyectos.
En España hay cerca de 5.000 camas en espacios de coliving y Galicia no es ajena a esta tendencia. A Coruña es la única ciudad gallega que entra en el top de la web de nómadas digitales, situándose en sexta posición, pero el atractivo de este estilo de vida no se limita a los núcleos urbanos. Iniciativas como Sende, un proyecto social pionero en Europa desde el concello ourensano de Lobeira, llevan este modo de vida al rural.
Ahora, este coliving junto a los de Anceu, en Ponte Caldelas, e iSlow, en O Piñeiro, participarán en la primera iniciativa en este sentido de la Xunta de Galicia. El convenio Fixar, impulsado a través de la Consellería de Emprego, Comercio e Emigración, tiene como objetivo dinamizar el rural gallego apoyando el emprendimiento y la creación de comunidad.
«Es una manera de volver a la aldea y crear aquí como se crea en Madrid o en San Francisco»
Con un presupuesto de 123.800 euros financiados por la Unión Europea a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el convenio Fixar es la primera iniciativa del gobierno gallego en esta línea. El proyecto piloto cuenta con 60 participantes ya seleccionados con distintos perfiles entre los que se incluyen nómadas digitales. La mitad son embajadores, que son personas emprendedoras ya residentes en las aldeas, y las otras 30 desempleadas que busquen emprender.
Sende es el principal colaborador y fue ya la inspiración para los otros dos participantes. «Se puede volver a la aldea y ser sostenible sin tener que recurrir a los trabajos tradicionales. La idea con este proyecto es atraer gente de Galicia que se quiera quedar en el rural y que vean proyectos que funcionan. Es otra manera de volver y crear desde aquí, como se crea desde Madrid o desde San Francisco», explica Edo Sadikovic, creador del espacio. Ahora, a través de Fixar, espera inspirar más proyectos de emprendimiento.
Para Agustín Jamardo y África Rodríguez de Anceu, esta está siendo una experiencia con la que «ver cómo ya se forjan nuevas relaciones, porque al final tenemos muchos contactos en común y eso hace que puedan surgir proyectos de futuro. La idea es construir comunidad y en estas relaciones es donde surgen nuevas oportunidades para el rural gallego». En palabras de Inés Silva, de iSlow, «Fixar representa a misión dos colivings rurais de Galicia. Estamos para demostrar que se pode emprender no rural e que se pode estar conectado á tecnoloxía e o mundo global desde unha aldea».
Hadriana Casla es una de las participantes del proyecto Fixar. Cuenta que decidió sumarse porque ya tenía en mente crear su propio coliving, coworking o espacio cultural en Calvos de Randín y esta fue la «oportunidade perfecta para ver directamente como funcionan este tipo de espazos». Esta emprendedora ya tiene un proyecto de reciclaje textil y trabaja como cineasta, pero lo que le mueve ahora es emprender en el rural gallego, con el que tiene una conexión especial. Para ella, este es «un momento moi interesante» para emprender. «Están sucedendo moitas cousas no rural e en Galicia. Ten moito potencial», declara.
Emprender (y vivir) en el rural es posible
Los ejemplos de Sende, iSlow y Anceu muestran cómo es posible emprender en el rural. En el caso del último de ellos, este proyecto fue la excusa perfecta para volver a Galicia. Uno de sus fundadores, Agustín, natural de Caldas de Reis, montó en Ponte Caldelas su primera iniciativa de emprendimiento, con el objetivo de «transformar las zonas más deshabitadas y rurales de Galicia». Para África esta no es la primera aventura empresarial. Ya contaba con un coworking en Pontevedra, Espacio Arroelo, que montó hace 11 años.
Sumando sus experiencias crearon Anceu y en su aldea dinamizan la zona con actividades de desarrollo rural. «La gente que viene al coliving nos dice que no somos una burbuja. Como estamos unos veinte, podríamos ser nosotros la comunidad, pero no es el caso. Nos juntamos mucho con la gente de la aldea y es ahí donde surgen lazos de amistad», explican. «Yo he vivido en Pekín, en Madrid o en Filipinas y en las grandes ciudades la gente no se relaciona. Nuestro valor añadido es la comunidad, que que es una cosa muy intangible, pero la gente viene por eso», apunta Agustín.
Para Inés, de iSlow, esta también fue una oportunidad para regresar a Galicia: «Tiñamos unha casa que pertencía á familia, que é onde nacín. Nós vivíamos en Inglaterra e estábamos vendo que facer coa casa. Eu traballaba e traballo aínda en tecnoloxía e non quería abandoar todo o que levaba feito para volver e apostar polo turismo ao 100 %. Queríamos volver de todas formas e coincidiu coa pandemia. Con todo o mundo teletraballando, e un programa de apoio ao emprendemento que fixemos, atamos cabos e coñecimos o concepto de coliving». Con este nuevo proyecto bajo el brazo, la familia de Inés se mudó a O Piñeiro.
El más veterano, Sende, nació cuando el concepto de coliving no existía, hace más de una década, como iniciativa para «crear una casa mundial». Edo se dedicaba en Serbia a la organización de eventos, y así descubrió que las conexiones entre personas funcionaban mejor en un entorno rural. Tras conocer a su pareja María, ambos decidieron dar el paso y emprender en Senderiz.
Por ahí ya han pasado más de 4.000 personas de más de 55 nacionalidades y ocupaciones del mundo de la escritura, la arquitectura o el desarrollo de videojuegos como el GTA de Rockstar Games o el Candy Crush de King. También de Meta, con un trabajador de Oculus, sus gafas de realidad aumentada.
Desde Senderiz también organizan diversas actividades y esto para la aldea es «enriquecedor», ya que «compramos en los negocios locales y organizamos excursiones siempre por aquí. María y yo somos unos vecinos más del pueblo. Creo que el nuestro es un impacto micro, pero grande para la zona, porque otra gente, hijos de emigrados, también volvieron al ver que había vida en Senderiz».
Los propietarios de los colivings coinciden en que el futuro pasa por esta forma de vida. Desde el nacimiento de Sende en el 2013, el teletrabajo se ha extendido y la conexión a Internet ya es más accesible en el rural. Esto, sumando a la crisis de vivienda en las ciudades, ha aumentado el interés por el rural, considera Edo. África añade que «hay otras formas de vivir más favorables para la salud mental y el desarrollo emocional y profesional».
Cada vez más personas en España quieren vivir en el rural, aunque no puedan
Por el momento, España está a la cola en Europa en porcentaje de población viviendo en zonas rurales, con solo un 13 % de personas residiendo fuera de núcleos urbanos en el 2022 según Eurostat. La realidad es que, aunque las ciudades concentren a la población, seis de cada diez personas en España demandantes de vivienda querrían vivir en una zona rural, según Fotocasa Research. «En momentos de crisis, la gente escapa al rural», reflexiona Edo. Sin embargo, todavía son pocos los que dan el paso de mudarse al rural. Solo un 12 % cambiará de residencia en los próximos meses.
La experiencia temporal en un coliving puede transformarse en una mudanza definitiva. Desde Anceu, África y Agustín cuentan como algunas personas provenientes de grandes ciudades de España como Madrid o Barcelona, decidieron cambiar su residencia a Galicia tras una temporada en su coliving. «Uno de los objetivos que teníamos era que la gente se planteara poder vivir aquí, en esta aldea, y ya está sucediendo. Dos personas han alquilado casas a gente de la aldea, otra pareja se está organizando para comprar un terreno y hacer una casa y otra chica anda buscando también. Es gente que ha vivido por todo el mundo y, sin conexión previa con Galicia, ha decidido que este es su lugar», señalan.