Margarita Basanta lleva regentando el negocio familiar desde hace 17 años
19 ago 2024 . Actualizado a las 19:56 h.El local que regenta Margarita Basanta rebasa sobradamente cien años y es uno de los establecimientos más antiguos de A Mariña. Si pasea por la célebre calle empedrada de Álvaro Cunqueiro de Mondoñedo, la puerta de la Barbería Romeiro —que habrán atravesado un número inestimable de personas— no para de abrirse y cerrarse. Margarita es quien se encuentra dentro del establecimiento realizando cortes de pelo, arreglos de barbas, tintes... Los clientes simultáneamente mantienen conversaciones entre sí mientras que la peluquera también interviene. Muchos son vecinos, otros visitantes, y la mayoría, se conocen de siempre.
José Ramón Pernas fundó la barbería hace 140 años. Se dedicó con plenitud al oficio y además trasladó las aptitudes necesarias del oficio a su hijo, que regentó el negocio mindoniense cuando su padre se retiró. Más adelante, tomaría el relevo su yerno, Manuel Vigo Chao —el padrino de la actual administradora, Margarita—. Las circunstancias y la persistencia de su padrino convirtieron a la actual gerente en la primera mujer en dirigir esta emblemática e histórica barbería. «Siempre había sido un negocio de hombres en Mondoñedo, pero me fue y me va muy bien», asegura ella.
«Siempre había sido un negocio de hombres en Mondoñedo, pero me fue y me va muy bien», cuenta Margarita
Margarita atesora una larga y variada trayectoria laboral. Desde costurera a conductora de autobuses y ha terminado al frente de uno de los negocios más antiguos no solo de Mondoñedo sino de toda la comarca. A sus 57 años ya lleva 17 ejerciendo el oficio, y confiesa: «Aprendí mucho de mi tío. Además tenía clientes que se prestaban para que yo practicara los cortes y los arreglos de la barba». Fue a los 40 años cuando Margarita se desplazó a la ciudad episcopal para empaparse de los secretos de la profesión de su padrino. «Por las tardes iba al curso de peluquería y por las mañanas trabajaba con él en la barbería», relata ella.
Las dinámicas en la peluquería mindoniense ya no son las mismas que hace 140 años, y los instrumentos tampoco. «Cuando empecé en el oficio mi tío solo tenía unas tijeras y una máquina de afeitar; ahora, sin embargo la gente me pregunta que por qué necesito tantas máquinas», dice entre risas. «Las nuevas generaciones piden otros cortes de pelo y hay que saber adaptarse», apunta la gerente de Barbería Romeiro, quien se muestra algo preocupada cuando se le pregunta por la sucesión del negocio.
«Intenté encontrar a alguien para que trabajara después de la pandemia, cuando tenía mucho trabajo para hacerlo yo sola, y fue una tarea muy difícil», afirma. Sin embargo, clientes no le faltan. Ha tenido que establecer un horario de citas y los que allí van a peinarse comprenden todas las edades.
«Tuve un cliente al que con 105 años yo le seguía arreglando el pelo y la barba, pero también ha empezado a peinarse aquí un niño de 8 meses», expresa la peluquera desde esta histórica barbería que aspira a seguir peinando a vecinos y visitantes durante muchos años más.