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El día 25 entra en vigor la nueva ley y en el norte gallego hay preocupación
14 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Este fin de semana volvieron a atacar los lobos a rebaños en Chavín, en Viveiro. Unos días antes lo hicieron en Ourol, dando un buen susto a una anciana que vive sola al matarle varias ovejas a la puerta de la casa. Los ataques se producen cada vez más cerca de viviendas donde viven ancianos o niños pequeños y hay preocupación entre los vecinos, que exigen medidas y soluciones. En Xove llegan a la playa y rondan Celeiro, núcleos ya habitados. Hay prisa, el próximo día 25 entrará en vigor la nueva ley de protección especial del lobo.
Los ganaderos y vecinos del norte lucense se sienten impotentes sin ayuda de las Administraciones. A Mariña es uno de los lugares especialmente afectados por los ataques de los lobos, pero no el único, también la zona norte de Ortegal y Ferrolterra. Allí ganaderos de A Capelada denuncian también ataques de los lobos contra los caballos de raza pura galega, lo hacían semanas atrás, y hablan de riesgo de extinción.
«Nin os meus avós nin os avós dos meus avós acordaban o lobo na Capelada, nin tiñan escoitado falar del nesta zona», asegura Ismael Durán, ganadero y presidente de la Asociación Ecuestre A Crina, de Cedeira. Hace menos de una década que empezó a intuirse la presencia del lobo por esta sierra, y en el último lustro se ha evidenciado por los ataques a los potros y, en menor medida, a los terneros. «Medio Ambiente recoñece que hai nove exemplares adultos de lobo, e iso, nunha superficie coma esta [unhas dez mil hectáreas de monte comunal], é unha densidade insoportable, fóra de toda lóxica ou límite, e moi por riba do que ocorre noutros países europeos. E vanse multiplicar», sostiene Durán.
Los ataques son frecuentes, «e non hai forma de criar un poldro para substituír ás eguas e aos cabalos que van morrendo por lei de vida, ou porque os matan tamén a eles cando os ven tocados, no inverno», lamenta Durán. Alerta del riesgo de desaparición del caballo gallego de monte: «Se de cada cen poldros mata cinco pode pasar, pero se de cada cen mata noventa, non pode ser. Xa é raro que se salve algún». Otro vecino de la zona, con unas cien cabezas de ganado, este año ha perdido 30 crías. «E as que salvou foi porque as puxo a refuxio nalgún pasto pegado á casa, pero iso non sempre se pode facer», explica. Denuncia que, de seguir así, sin que la Administración tome medidas, en diez años correrá riesgo de extinguirse el caballo gallego de monte de A Capelada: «Se de cada cen eguas se salvan dúas ou tres poldras, pouco van durar...».
Y no se trata solo de una cuestión económica que se palíe con una indemnización por la muerte de las reses (alguna desaparece y ni siquiera da pie a recibir la ayuda), sino de un problema medioambiental de gran calado, puesto que estos animales mantienen limpia la sierra, lo que los convierte en el mejor cortafuegos. «Comen o toxo e a braña, que é altamente incendiaria, unha bomba de reloxería para o lume no verán», subraya Durán.
«As bestas témolas para limpar, son unha desbrozadora ecolóxica», abunda Jorge Tojeiro, otro ganadero de la zona. En su casa, tanto el ganado equino como el vacuno se encuentra en pastizales cerrados. «Aos que máis ataca é aos cabalos. Este ano, de doce poldros quedan catro, ata me comeron a cadela [unha mastina]. No 2020 criei unha poldra, e antes eran catro ou cinco cada ano», indica.
Tojeiro, cazador, tiene claro que «non son lobos salvaxes, porque se o foran non estarían comendo ao pé da subestación do parque eólico á unha da tarde, sen medo polo persoal». La Xunta les deniega las batidas, «para tratar de equilibrar a poboación», y teme la reacción de los ganaderos afectados: «Poden empezar as represalias, con veleno, lume... Aquí non había lobos, alguén está intentando que os haxa, e é un mal para todos», señala. Unos y otros están pendientes ahora de si habrá o no medidas.