Los madrugones de Mauricio Monteserín, el remero olímpico que forja a sus herederos en la Ría de Ribadeo

Iván Díaz Rolle
IVÁN ROLLE RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

JOSÉ ALONSO

Empleado municipal, en marcha a las 4 de la mañana, dedica las tardes y muchos fines de semana a entrenar altruistamente a la brillante cantera del Club de Remo Ribadeo

27 may 2024 . Actualizado a las 20:03 h.

Hace apenas dos semanas, la flor y nata del remo español se citó en Castrelo de Miño para disputar la Copa Primavera. Allí ningún equipo se subió al podio más veces que el Club de Remo Ribadeo, que acumuló cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce con solo 13 embarcaciones en liza. Sus brillantes resultados en competiciones nacionales ya no sorprenden a casi nadie, y detrás de su éxito está el trabajo altruista de un hombre que se levanta cada día a las cuatro de la mañana para hacer frente a sus obligaciones laborales y aún encuentra fuerzas para transmitir sus enseñanzas: Mauricio Monteserín Gómez (Ribadeo, 1976).

Conductor de vehículos municipales para la administración local, no hay cansancio que venza a su compromiso con el club que lo vio crecer y desde el que forjó una brillante carrera que alcanzó su cénit en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. «Entre el trabajo y los entrenamientos, son muchas horas, hay épocas que acabo muy cansado, pero me llena ver que los niños mejoran, disfrutan y los resultados van saliendo. Esta es una disciplina muy dura física y mentalmente», explica.

Tras una sobresaliente carrera deportiva, Monteserín regresó a Ribadeo y junto a su excompañero y amigo Miguel Balsa se decidió a refundar en el 2015 una entidad que los vio crecer y llevaba más de una década sin actividad. «Trabajamos con unos 20 niños, la mitad son chicas y la otra mitad chicos. Primero los formamos y, cuando van subiendo el nivel y están preparados los llevamos a las competiciones. No tenemos sénior ni veteranos, solo cantera», dice.

Los resultados avalan sus conocimientos, métodos y trabajo. «Todos los años trajimos alguna medalla de los nacionales», apunta el técnico en un club que recientemente catapultó a Nerea Lago hasta los grandes campeonatos internacionales y hace un año ganó dos platas cadetes en el Campeonato de España. Las firmaron Mateo Monteserín y Conrado Lara en el 2x e Irene García en 1x. Durante este mes de junio afrontarán nuevos desafíos en los autonómicos y nacionales de remo olímpico. 

Dificultades por las mareas

«Creo que nuestro sistema de trabajo funciona. Hacemos entre hora y media y dos, y en cadetes ya cuatro o cinco días. Los chavales son disciplinados desde el principio. Tenemos una gran dificultad porque cuando la marea está en bajamar, la ría está completamente seca, es todo fango, y no podemos entrenar», apunta Mauricio Monteserín.

La expedición mariñana en la reciente Copa Primavera.
La expedición mariñana en la reciente Copa Primavera.

«Con 14 o 15 años iba a los Nacionales y era último, en el deporte no hay que tener prisa»

Ninguno de los chavales que ahora entrena en el Club de Remo Ribadeo había nacido cuando Mauricio Monteserín formó con el asturiano Jaime Río el doble scull de la selección española en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. Finalizaron decimosextos en una actuación que no dejó del todo satisfecho a un mariñano que, tras iniciarse en casa, dio el salto a la élite desde el Club del Mar Castropol. «Estuve becado entre 1997 y el 2003 en el equipo nacional, y a partir de ahí me metí en traineras cántabras y vascos, que tienen ligas semiprofesionales de muy buen nivel. Fueron buenos años en los que pude vivir del deporte», repasa un hombre que inició su carrera como técnico en el Pedreña, en Cantabria.

«Con 14 o 15 años iba a los Nacionales y era el último, en el deporte no hay que tener prisa. A mí me costó llegar porque me desarrollé físicamente más tarde, era bastante alto, pero estaba muy delgado. Con los años, me fui enganchando, subiendo peldaños», repasa un hombre que consiguió puestos notables en sus concursos en los Juegos Mediterráneos y fue varias veces campeón de España. Su experiencia es un valioso ejemplo para los jóvenes deportistas que adiestra ahora.

Entre ellos está su hijo Mateo. «Es complicado entrenar a un hijo. Me reconozco en muchas cosas, tanto a nivel físico como en cuanto a carácter», desvela. Junto a él cuida con mimo a otra veintena de promesas a las que Monteserín transmite su pasión por el remo, destacan en las competiciones nacionales e, incluso, sueñan con volver a recorrer el camino desde la Ría de Ribadeo a unos Juegos Olímpicos casi un cuarto de siglo después de la primera vez.