Un mariñano trae a la pequeña desde Guinea para ser operada de la vista
24 jun 2015 . Actualizado a las 18:51 h.El próximo mes de julio el mariñano Venancio Fernández González cumplirá 18 años de trabajo en la multinacional Exxon Mobil en Guinea Ecuatorial. Cada 28 días, los que marca su turno de trabajo, vuelve a su casa de Trabada. Hasta aquí podría ser una historia más de las que protagonizan muchos mariñanos que se buscaron las habas en otros países, si no fuera porque Venancio es el promotor de una iniciativa solidaria que tiene a Dolores, una niña guineana de 8 años, como protagonista, y que pronto podrá asomarse al mundo con una nueva mirada que elimine el estrabismo que sufre.
La pequeña Dolores pisará el suelo del norte gallego el próximo 31 de julio gracias a la colaboración de particulares, empresas y hasta el prestigioso Instituto Oftalmológico Fernández-Vega en Oviedo, que será quien finalmente y de modo totalmente gratuito asuma la intervención ocular de la pequeña. Pero hay que empezar la historia por el principio.
«Dolores es uno de los diez hijos que tiene una de mis compañeras de trabajo en Malabo. Venían a mi casa y yo la veía con un complejo terrible por su estrabismo, en el colegio se metían con ella, y pensé, ¿cómo puedo hacer algo yo?», explica Venancio, que cada mes de turno viaja cargado de ropa, material de colegio y otros enseres para los niños de las familias de sus compañeros. En un principio necesita recaudar 4.000 euros para hacer frente a intervención, viaje, estancia y seguimiento posterior, por lo que decidió abrir una suscripción popular . Y lo hizo (banco Popular o Pastor en Ribadeo ES3102388147980730727612), y también repartió huchas con ese fin en bares y cafeterías desde Burela a Avilés. La gran sorpresa llegó cuando los oftalmólogos Fernández-Vega se ofrecieron a realizar la intervención sin coste alguno. «Fue una suerte, un pulmón de aire», pero todavía quedaba salvar los problemas burocráticos que suponen que la niña viaje a España para la operación. «Fue un auténtico quebradero de cabeza, hablé con el embajador de España, con el cónsul, hasta hubo que hacer un certificado de escolaridad, y que el clan familiar de la niña diera su autorización, porque no llega solo con que la de la madre». El mariñano se responsabiliza de Dolores durante su estancia, pero tendrá que volver a España al menos en otras dos ocasiones para su seguimiento clínico.
La cuenta sigue abierta. En este momento tiene 865 euros, y falta de sumar lo aportado en las diferentes huchas. Venancio explica que «si sobra dinero de las aportaciones se destinará a pagarle los estudios a la niña, y si sobra mucho les haríamos un pozo de agua potable, porque no tienen en el barrio en el que vive Dolores que ya tuvo que ir hacer unos meses al hospital por unas fiebres tifoideas».
«Llevo luchando por este tema desde diciembre, y tengo que agradecer la colaboración de la gente, de los políticos, de los alcaldes de Vegadeo y Trabada que recibirán a Dolores cuando llegue», añade el mariñano que a través de su perfil de Facebook va dando cuenta al detalle de cómo prepara el viaje de Dolores. Ayer, de hecho, tenía una reunión con el regidor veigueño para hablar del acto en el que la pequeña niña guineana podrá conocer a algunas de las personas «que han puesto un grano de arena para poder ayudarla y que su vida, que allí es muy dura, le cambie al 100 %», concluyó.