«Quiero vivir del fútbol», asegura el delantero zurdo de 20 años, decidido a reflotar a los celestes en Tercera Federación
23 nov 2023 . Actualizado a las 20:34 h.«Por el sueño de vivir del fútbol», Víctor Gamarra Iglesias (Leganés, 2003) cambió este verano Madrid por Viveiro. «Mi representante me dijo que existía esta posibilidad y me lancé. Fue duro, porque allí dejé a mi familia y todo, pero para llegar alto hay que estar dispuesto a hacer sacrificios», asegura un delantero zurdo que se asienta en el once de Alberto López tras acumular tres goles, los dos últimos en jornadas consecutivas, un tercio de los nueve del equipo mariñano.
Contra el Polvorín, este domingo a mediodía en Cantarrana, intentará seguir la racha para reflotar a un Viveiro al que sus nueve puntos en once encuentros dejan con la escueta ventaja de un tanto sobre el descenso, igualado con el Estradense y el Pontevedra B. «A veces nos falta estar más en bloque. Cuando tenemos la bola, la perdemos muy rápido», analiza el delantero zurdo, de 20 años, sobre los males de un conjunto al que su diana, en una maniobra dentro del área tras un servicio de Rolle, no sirvió para puntuar en la visita al Barbadás (2-1).
Gamarra ha participado en diez partidos en las once primeras fechas de Tercera Federación. En seis de ellas fue titular y acumula 533 minutos. Ante el Pontevedra B marcó el único tanto del duelo en un espléndido zurdazo desde la frontal a la escuadra, abrió el marcador en el 2-0 frente al Arzúa y firmó otro ante el Barbadás. «Tengo sensaciones agridulces. Me costó adaptarme porque salía de mi zona de confort, pero me han acogido muy bien en el grupo y cada vez me siento mejor, pero debemos mejorar los resultados», reconoce.
Tras formarse en el Leganés, el Carrascal y el Fuenlabrada, Gamarra militó su último año como juvenil y el primero sénior en el Móstoles. Allí compitió con el filial, de Preferente: «Hice la pretemporada con el equipo de Tercera, pero había dos delanteros con contrato y yo tenía ficha con el filial, así que no me daban oportunidades. Pedí volver al Preferente y metí bastantes goles».
En Viveiro, dice, se dan las condiciones idóneas para evitar distracciones y explotar como futbolista: «Vengo de una ciudad muy grande y aquí puedo centrarme solo en jugar al fútbol. Es un pueblo muy bonito, con mar y montaña, y estoy muy a gusto».