Francisco Villar, psicólogo infantojuvenil: «Un niño en un carrito con un móvil es una verdadera barbaridad»
SALUD MENTAL
El especialista analiza la iniciativa del Gobierno para recomendar pantallas cero en niños menores de seis años
04 dic 2024 . Actualizado a las 16:46 h.Proteger a los menores del entorno digital que los rodea, ese es el principal objetivo del paquete de medidas del Gobierno. Francisco Villar, psicólogo infantojuvenil, lleva años estudiando el efecto de las pantallas en los menores y tratando a familias con hijos que deciden o intentan acabar con su vida. Aplaude todas las iniciativas que se están poniendo en marcha para, por fin, gritar que las pantallas, la digitalización extrema a la que estamos expuestos, no solo no es algo bueno para los menores, si no que se ha demostrado con toda seguridad que es malo.
—Pantallas cero en los menores de 6 años, un mantra que ya hemos escuchado de su boca y de la de otros muchos especialistas, desde hace tiempo.
—Hace 20 años que sabemos que deberíamos conducir con cero alcohol y la tasa ha ido bajando. Así que por fin está bien que se hable de pantallas cero de forma oficial. Esto es un recurso súper potente para todos los padres y educadores. Después de todos estos años contaminados por la buena publicidad de las pantallas, ya no hay la excusa de «si se permite, tan malo no puede ser». Esto es un mensaje psicoeducativo increíble. Porque al fin y al cabo, es ponerle límites a esto, ponerle límites a lo que se come el tiempo, lo que se come su atención y lo que se come, por lo tanto, sus oportunidades de desarrollo.
—Puede que haya gente todavía que no entienda por qué se deben prohibir las pantallas en niños pequeños, ¿qué contestaría?
—Es muy sencillo. Un niño nace sin recursos. Están diseñados para ir adquiriendo recursos propios conforme se desarrollan. Aprenden a andar, a hablar... Van haciendo la integración de las diferentes fuentes de estímulos y en todo ese proceso el niño necesita relacionarse con el mundo. Cada minuto que tienen para desarrollarse son oportunidades. Defender esas oportunidades es nuestra misión como padres. Y aquí está la neurociencia que habla de «use it or lose it» (úsalo o piérdelo). Es decir, o uso cada oportunidad para desarrollar la relación con el mundo o pierdo la oportunidad y no adquiero la habilidad.
A todo esto tenemos que sumar un órgano que es especialmente sensible, que es el órgano de la visión, el ojo. El desarrollo de la visión es fundamental que esté protegido y defendido. Y eso se defiende con tres horas en el parque. Entonces, que un niño esté fijando la mirada en un punto concreto durante demasiado tiempo es un atentado contra su capacidad visual.
—Y todavía falta la parte emocional.
—Que nuestros niños hagan pataletas, que empiecen con el no, eso es sano. Si tú le impides el desarrollo emocional, poniéndole la pantalla, porque sabemos que se desconecta, estás incapacitando a tu hijo para la gestión emocional, en ese momento y en el futuro. Y eso es fundamental, porque estamos hablando de tolerancia al malestar, tolerancia a la espera... Elementos fundamentales a desarrollar en la primera infancia, que luego te permiten transitar la dureza de la adolescencia con muchos más recursos, incluso disfrutar de la edad adulta con más satisfacción.
—«Papá, déjame media hora el móvil», ¿qué responder?
—Con avances como este, los padres tienen una herramienta más para justificarlo. Lo que respondería un padre a esa pregunta es, ¿por qué? Y su hijo probablemente le diría que es divertido. Porque la pregunta es otra: ¿o qué?. ¿Qué estaría haciendo ese niño esa media hora en lugar de estar con el móvil? Son muy capaces de divertirse con otras cosas, especialmente si no han estado muy expuestos a esas fuentes de placer pasivas e inmediatas. Cualquier alternativa es mejor que eso. Hasta pelearse entre hermanos un rato es mucho más nutritivo para ellos que el móvil. Por supuesto, es mucho mejor que se aburran un rato. No somos multitasking, somos monotasking, y la multitasking deteriora nuestro rendimiento y nos impide disfrutar de las cosas en la profundidad que se debiera.
—Además, entre los 12 y los 16 años se aconseja el uso de teléfonos analógicos.
—Lo que mejor protege en una escala de prevención de riesgos es la eliminación. Si no se puede eliminar, sustituir. Creo que hay alternativas de sobra. Además, tenemos que recuperar aquella confianza. Si no te llama, es que ha llegado. Si no ha llegado, te llamará. Los padres antes no queríamos que nos llamaran. Ahora queremos que nos llamen para todo. Recuperar los teléfonos fijos en casa también sería una buena idea.
—Se hace referencia a los padres y se sugiere no utilizar estos dispositivos en presencia de sus hijos pequeños.
—Esto tiene un respaldo científico en muchos estudios que se están llevando a cabo últimamente. Se coge a 1.000 familias y a la mitad se le retira toda la digitalización que interfiera en sus relaciones, ¿qué se acaba encontrando? Juegan más y hablan más entre ellos, se incrementan las conductas prosociales y mejora la sintomatología internalizante, que es sintomatología depresiva y de ansiedad. Hay otros estudios muy interesantes que hablan de la tecnoferencia, es decir, cómo interfiere en la relación con tu hijo el hecho de que estés atendiendo a tu pantalla. El tiempo es una medida de valorar la vida. Por lo tanto, si la tecnología come tiempo, come vida.
—Ver a niños pequeños en el carrito viendo dibujos con el móvil de sus padres, en los restaurantes con una tablet, en el coche… Se ha convertido en algo completamente normal, ¿Será difícil, teniendo en cuenta lo asentado que ya está, cumplir las nuevas recomendaciones?
—En primer lugar, un niño en un carrito con un móvil es una verdadera barbaridad. Es atroz para el desarrollo neuronal y la capacidad visual. Y ahora mismo creo que no se considera normal. Estuve estos días con unos policías que dan charlas en los colegios a niños de quinto y sexto de primaria. Me contaban que el año pasado, al preguntar a los padres quiénes habían comprado un móvil a sus hijos, levantaban un montón la mano con orgullo. Este año ha bajado muchísimo, primero en número, pero también en sensaciones, los que levantaban la mano lo hacen con un poco de vergüenza.
—Mucho se ha hablado estos días también de la pionera iniciativa de Australia para prohibir el uso de redes sociales a menores de 16 años.
—En Australia se hablaba al anunciarlo de corregir errores del pasado, pero no son errores del pasado, son éxitos de la industria. El mensaje es inequívoco. Con esta ley tan clara, los padres saben que son malas las redes sociales, se les había hecho dudar. Y pueden decirle a sus hijos, está prohibido porque es perjudicial, no hay absolutamente ninguna ventaja ni beneficio.