La primera edición del Alén Rock en Area da Secada marcó un antes y un después en los festivales de música de la comarca durante 3 días, con 80 grupos y 3 escenarios
28 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Hubo un tiempo en el que A Illa se desmarcó del resto de municipios y apuestas musicales. Lo hizo a lo grande, pensando y diseñando el formato de un gran festival que marcase las diferencias, y realmente lo consiguió. El Alén Rock marcó un antes y un después que, muchos años después, sigue trayendo una sonrisa a los labios de aquellos que vieron amanecer en la playa con los acordes de las noches locas de verano sonando de fondo.
Guardando las distancias, se podría hablar incluso de un Woodstock a escala. Mucha gente, muchos grupos y muy buena música con un final precipitado. Corría el año 1996 cuando en Cambados nacía el pub del mismo nombre. Se había habilitado un escenario para el rock de las grandes y pequeñas bandas, las de aquí y las de allá, pero también para el pop y otros estilos y artes.
Los mánagers, los grupos, los artistas y el público querían más. Animaron a Marcos Núñez y a Tino Cordal a dar un paso más allá, a organizar un festival que hiciese historia. Y de ahí nació una macrocita multidisciplinar. Fueron 80 grupos durante tres días repartidos en tres escenarios distintos. Se manejó un presupuesto aproximado de 40 millones de pesetas y tras hacer cuentas «casi da para cubrir os gastos e facer outro», recuerda Tino Cordal, que vivió en primera fila y en la trastienda la cita pero que se desmarcaría de la iniciativa de cara a la segunda edición.
Lo recuerda como «algo irrepetible», entre otras cosas porque «agora sería imposible facelo porque o sitio xa non estaría dispoñible» y revela que «sin Fáber nunca se faría».
La década larga que ha pasado desde entonces le permite reflexionar en voz alta y aseverar que «en caso de volver a facelo cambiaría algunhas cousas. Quizais non metería a tantos grupos porque realmente houbo moi boas bandas que tocaron para uns poucos espectadores. O resto estaba na praia a media tarde».
Por aquel entonces el festival de Benicassim estaba casi en pañales, intentando hacerse un hueco y un nombre. El Festimad también quería protagonismo y el nombre de A Illa se catapultaba, por méritos propios, a lo más alto del panorama nacional.
El primer escenario del Alén Rock estaba destinado a los grupos gallegos emergentes -tal y como sucedía en el pub de Cambados-, el segundo era para los cabezas de cartel y las bandas con más renombre. Y el tercero era el lugar donde residía el techno y hasta el teatro. Además hubo carpa chill out.
Grupos y grandes bandas
En la localización donde se desarrollaron los hechos se instaló el mismo escenario donde actuaban Ana Belén y Víctor Manuel (en otro tipo de ambientes). Las dimensiones del mismo permiten hacerse una idea del calado de la cita. Más de seis mil personas vivieron hasta la extenuación aquel fin de semana de principios de julio y disfrutaron de los directos de Dover, Killer Barbies, Hamlet, La Marabunta, Reincidentes, o Los Enemigos.
Además, actuaron Mofa e Befa o Chévere y el escenario de los grupos gallegos contó con dos presentadores de lujo: Josito Porto y prometedor Luis Tosar.
La nota negativa llegó cuando se registraron los primeros incidentes, ya que hubo gente que logró acceder al recinto sin haber pagado la correspondiente entrada. Aún así, se realizó en los días posteriores una encuesta entre la población isleña y más del 80% valoraron positivamente la celebración del festival y apostaron por repetirlo.
Segunda edición
Tras ese primer bombazo organizativo, A Illa había dado un salto cualitativo en el panorama general. La llamada y el boca a boca funcionaron y el listón, automáticamente, quedó elevado.
Sin embargo, para el Alén Rock del 98 ya no permanecía la misma organización. Los plazos de previsión se acortaron, el cartel conformado evolucionó a contenidos más duros, a una apuesta más decidida por el heavy prescindiendo el rock y del pop.
El 18 de agosto de aquel año, a solo tres días para que diese comienzo la cita, en el Concello de A Illa no habían recibido todavía la solicitud formal de permiso para celebrar los conciertos y se temía que se repitiesen los fallos de la edición inaugural.
En el cartel del 98 destacaban Sociedad Alcohólica, Asian Dub Foundation, Fermín Muguruza, La Polla Records, Cardle of Fild o Napalm Death.
Aunque durante los primeros compases de la cita todo transcurrió sin incidentes, en la madrugada del sábado al domingo se cumplieron los temores. Un grupo de unos treinta jóvenes se postraron ante la entrada del recinto y comenzaron a lanzar objetos al público que se encontraba en el interior de las vallas. El pánico a que se produjesen incidentes y heridos llevó a los organizadores a abrir las puertas, permitiendo la entrada de estos radicales.
Se volvía a tropezar en la misma piedra, aunque sería ya la última de este corto pero intenso camino. Los Alén Rock tuvieron sus fallos, con invasión incluso de la barra, pero sin lugar a dudas encontró su hueco e hizo felices a miles de jóvenes y no tan jóvenes. Los dos veranos de la segunda mitad de los noventa escribieron una página irrepetible en A Illa. Probablemente nunca se pueda organizar nada parecido pero quizás por ese mismo motivo, los que allí estuvieron pueden sentirse todavía más afortunados.