Con 24 años y un pasado confeso minado por sus excesos de juventud, el nuevo futbolista arlequinado pretende completar en A Lomba su resurrección
09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Con 17 años su capacidad de desborde era tal, que Iago Beceiro contaba ya en su currículo deportivo con la internacionalidad juvenil, y el debut con la camiseta del primer equipo del Dépor en la Copa del Rey. Dos años después, el que había sido la gran esperanza de la cantera del club herculino empezaba la caída a los infiernos de quien sin siquiera aproximarse a ello, se había visto figura de la Primera División. Vendiéndose a sí mismo la piel del gran oso que, hoy por hoy, parece harto complicado llegue a cazar alguna vez.
De hecho, con su fichaje por el Arousa el delantero de Oleiros parece buscar el último escalón desde el que completar su resurrección si no como grande del balompié nacional, al menos como un profesional de calidad extrema capaz de hacer una notable carrera en el fútbol profesional de segundo rango.
Con 19 años Iago Beceiro abandonaba el Deportivo B descartado por su entonces entrenador, José Luis Devesa, convertidas entonces las juergas y excesos del delantero en leyenda en A Coruña. Su siguiente destino fue el Karpaty de Lviv ucraniano, conjunto en el que acompañó a la hoy sí figura coruñesa Lucas Pérez, con quien comparte representante. De ahí al Dynamo de Kiev B, un primer paso por el Verín, regreso fugaz al Dépor B, Caudal de Mieres en el mercado invernal, fichaje en un Somozas en el que no llegó a disputar un solo minuto, y de nuevo el Verín de Preferente.
En esta última plaza, y tras haber llevado al cuadro ourensano de vuelta a la Tercera con 17 goles en tan solo 1.795 minutos de juego, Iago Beceiro confesaba públicamente en un amplio reportaje de Pedro Barreiros en La Voz de Galicia su mala vida como causa de su prematuro declive, al tiempo que agradecía al presidente del Verín, José Manuel Zubiela, y a su familia que los hubiese acogido a él y a otro confeso bala perdida del fútbol herculino, Sergito, en su propia casa para ayudarles a buscar una segunda oportunidad. «Veía que me estaba engañando a mí mismo y a la gente. Estaba en Segunda B, pero no estaba siendo el jugador que tenía que ser. Tuve una pequeña depresión incluso», confesó en octubre del 2015 a La Voz Beceiro. «Reventé de todo y estuve dos meses sin hacer nada. Una noche salí, me pasé, no fui a entrenarme y desde entonces corté. No quería seguir así. Me quedé dos meses en casa sin entrenarme y me llamó mi agente. Me dijo si quería seguir haciendo el tonto, o si me quería venir a Verín». Iago aceptó, y se ganó un contrato de tres años con la Ponferradina, entonces en Segunda. Tras intentarlo en el Atl. Astorga, Navalcarnero y Barco, Beceiro ficha en y al Arousa como revulsivo. Uno de los pocos clubes que por historia, estructura, campo y afición le pueden ayudar a relanzar su carrera desde la Tercera.