Una veterinaria descubre que los problemas de piel de perros y gatos se pueden tratar con productos termales
21 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Está demostrado que las aguas termales tienen un sinfín de propiedades que ayudan a aliviar los problemas de la piel y los respiratorios. Y si lo hacen en los humanos, ¿por qué no en los animales? Esa fue la pregunta que un día se planteó Olga Gómez, una vilagarciana que pasó muchos años viviendo a caballo entre Guitiriz y O Grove, dos villas termales. Su especialidad era el ganado vacuno, «y todas las ponencias de los congresos iban sobre el abuso de los antibióticos», explica. Una cuestión que le preocupaba mucho, «pero entonces yo acaba de terminar la carrera y no tenía experiencia», relata. Tras varios años trabajando, decidió dar el paso. Recurrió al departamento de Física Aplicada de la Universidad de Vigo y al dermatólogo veterinario Gustavo Machicote. El resultado es Atopel, una crema completamente natural realizada con arcillas de aguas termales que ha demostrado excelentes resultados en la piel de los perros. El producto se vende ya a través de Internet y en el local que esta arousana acaba de abrir en la plaza de O Grove.
Olga quería que su iniciativa tuviera respaldo científico. Así que buscó el apoyo de la universidad, «donde me asesoraron sobre la fórmula y sobre termalismo». Después, con la ayuda de Machicote, «hicimos un estudio clínico». Los resultados fueron muy buenos, pues el producto resultó ser efectivo en «procesos pruriginosos, es decir, cuando al animal le pica», añade esta veterinaria. Se puede aplicar, en principio, a gatos y perros. «El objetivo era reducir la medicación en las enfermedades crónicas, como la atopía o la artrosis, que precisan el uso de medicamentos que tienen efectos secundarios», cuenta Olga. Y eso hace su producto, «mejora la calidad de vida del animal, reduciendo los efectos secundarios y apostando por el bienestar animal», añade. Es más, también «les relaja, como a nosotros cuando vamos a un balneario», afirma.
La base de esta crema está en lo que se llama peloides, que son una selección de arcillas de aguas termales. «Me hicieron uno adaptado a la piel del perro», sostiene. No utiliza, porque no puede, las arcillas de A Toxa. Aunque las que emplea han demostrado tener las mismas buenas aplicaciones sobre la piel de los animales. «Ese picor constante que provoca que el animal se esté rascando y se haga heridas es desesperante para sus dueños», argumenta. Por eso concluye que su producto ayuda también a mejorar la relación entre la mascota y su propietario. Tiene varias aplicaciones. «Se puede dar en frío para problemas de piel y en caliente para problemas en las articulaciones, porque tiene efectos de termoterapia», añade.
Atopel lleva ya algún tiempo en el mercado. Y ha sido presentado en varios congresos. De hecho, hay varios veterinarios de Galicia que ya lo están usando. Dar a conocer su idea es el objetivo que se ha marcado ahora Olga. Para ello ha encontrado el apoyo del Concello de O Grove. Este le ha cedido uno de los locales para emprendedores que se han habilitado en la plaza de abastos. Allí ha montado un pequeño laboratorio, en el que elabora las cremas, y una tienda de venta al público, donde comercializa su producto. «Viene mucha gente a preguntar», asegura. Su precio es muy asequible. 20 euros cuesta el bote pequeño. «Lo inteté abaratar lo máximo posible porque lo que quiero es que se difunda y que todo el mundo pueda utilizarlo, más que hacerme rica», añade. Además, Olga está trabajando ya en más productos. Pues considera que la balneoterapia podría aplicarse también al ganado y eliminar muchos antibióticos que se usan con estos animales. «Se usan antibióticos a kilos que luego nos los comemos», concluye. Una práctica que podría evitarse con productos termales.