Medallista europeo y mundial en pesca submarina, Ricardo González ha decidido dar un paso al lado para poder pasar más tiempo con su familia
01 mar 2019 . Actualizado a las 18:25 h.«Lo que más me satisface es que lo voy a dejar cuando yo quiero», resume Ricardo González (Vilagarcía, 17-08-1972). Y es cierto. Lo deja cuando está, cuando sigue, entre la élite internacional de la pesca submarina. El año pasado renunció a ir como reserva de la selección española al Mundial. Ya lo había hecho el año anterior. «Esa experiencia, la de ir como reserva, ya la he vivido», dice. Una experiencia que le llevó a colgarse un par de medallas en los mundiales y otra más en un Europeo. Desde nada menos que el 2001 ha estado en prácticamente todas las grandes citas nacionales e internacionales en disputa.
Ahora ha decidido decir basta. «Para estar a ese nivel hay que sacrificar muchas cosas. Desde octubre a mayo tenía que entrenar todos los festivos y los fines de semana (sus ocupaciones laborales le impiden hacerlo durante la semana) y eso me privaba de estar con mi familia», explica. «Me gusta mucho y lo hacía con ganas, pero es una locura», concluye.
¿Quién se lo iba a decir, cuando con apenas diez años comenzó a «chapotear»? Fue precoz. «Lo normal es comenzar con dieciséis o diecisiete años». A Ricky se le da bien el deporte. Practicó atletismo y baloncesto, «que me apasionaba», pero tuvo que abandonar las canastas por problemas en la espalda. Fueron esos problemas, curiosamente, los que convirtieron esos buceos en algo imprescindible. «Tenía unos dolores terribles y solo me dejaba de doler cuando estaba bajo el agua», recuerda. De hecho, obvió las recomendaciones de los médicos, que le aconsejaron que se olvidara de practicar cualquier tipo de deporte.
Los resultados llegaron prácticamente de inmediato y son asombrosos. Además de las medallas internacionales ya relatadas, Ricardo ha sido ocho veces campeón gallego, campeón de España por equipos y subcampeón nacional individual. Ahora la toca disfrutar de un deporte que, como subraya, se puede seguir practicándolo sin necesidad de entrenar con asiduidad.
Bonito, pero con sus riesgos
¿Y cree que habrá relevo en la familia? «Prefiero que no. En estos años he ido a entierros de amigos y hasta de algún familiar. No me gustaría tener que vivir situaciones comprometidas porque es un deporte muy bonito, pero que tiene su dosis de riesgo», responde. Él, de momento, ha decidido colgar su fusil. O casi, porque, como explica, no hará entrenamientos específicos para preparar los campeonatos, pero habrá que ver hasta dónde le lleva la inercia que ha adquirido tras tantos años en la élite. «Participaré en las pruebas que me apetezca, pero sin mayores pretensiones», explica. Claro que el próximo Campeonato de España será en Cádiz, «que es un sitio que me gusta mucho porque tengo amigos y familia que me tratan siempre muy bien...». Ya lo explica Ricardo: «Mi retirada de la alta competición es voluntaria, pero no irreversible».