«Néboa nos va a dar aún muchas sorpresas»

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MONCHO FUENTES

David Seijo está que se sale. Da vida a Cascudo, uno de los personajes más inquietantes del thriller del momento e interviene en la segunda temporada de «O sabor das margaridas» para Netflix

12 feb 2020 . Actualizado a las 10:57 h.

Cuando David Seijo Sanmiguel (Vilagarcía de Arousa, 1983) comenzó a estudiar pedagogía teatral en A Coruña, no tenía muy claro qué era lo que, en realidad, quería hacer. «La interpretación, al principio, no era más que un hobby, una afición, hasta que me la tomé en serio», confiesa. Ese tomarse en serio la profesión supuso seguir los consejos de algunos amigos y de sus propios compañeros de estudios y acabar volando a Madrid. «Creo que era Sabina el que lo decía: es una ciudad de paso y es necesario pasar por allí, incluso aunque sea para equivocarte».

David se matriculó en la escuela Juan Carlos Corazza, «una segunda casa en la que se formó gente como Javier Bardem y Leonor Watling, gente con mucho peso». Diez años más tarde, el actor se encuentra en su mejor momento. Es cierto que a su personaje en Néboa, Cascudo, un tipo duro pero no tan malo como lo pintan, se lo han cargado en el tercer capítulo de la serie que produce Voz Audiovisual, «pero Néboa todavía nos tiene que dar muchas sorpresas», advierte David mientras deja ahí la cosa, porque tampoco es cosa de revelar antes de tiempo por dónde va a seguir la trama. Acaba de intervenir, además, en la segunda temporada de O sabor das margaridas, otro producto de imponente proyección a través de Netflix, aún por estrenar. Así que no puede quejarse, y de hecho no lo hace.

«Llevo diez años en esto y puedo decir que me gano la vida con la interpretación; estoy muy orgulloso, especialmente por trabajar mucho en Galicia, que es algo complicado de conseguir; tengo muchos compañeros excelentes que siguen tratando de abrir puertas y no me olvido de ellos; me siento un privilegiado».

Su primer trabajo de resonancia fue El Barco, aquella serie postapocalíptica en el que un buque escuela navegaba un planeta cambiado. Lo cierto es que está lejos de haberse encasillado en un tipo concreto de personaje. Profesor, narcotraficante, arquitecto, ingeniero, policía, empresario... A todos les ha dado vida. O faro y Fontealba, un par de telenovelas para la TVG, un primer protagonista con Dalia, a modista, rodada en Vilagarcía, y la primera coproducción galaicoportuguesa, Vidago Palace, figuran entre sus muescas antes de firmar dos capítulos en Vivir sin permiso para desembocar en O sabor das margaritas y Néboa. Sabe que en este negocio hoy estás en todo y mañana puedes no estarlo en nada. Pero no se arruga. «El apoyo familiar, dentro de esta inestabilidad, es fundamental, y el suyo hacia mí es incondicional».

«Esta es una serie de mujeres muy fuertes»

«Cuando yo era jovencito y llegué a Madrid, se me quitaban frases por el acento, así que me parece muy interesante que esto haya cambiado y que se nos reconozca el prestigio que tenemos por nuestro talento y nuestra forma de trabajar». David Seijo coincide con Morris en considerar que Fariña marcó un antes y un después en el enraizamiento de una historia en Galicia a todos los niveles. A partir de ahí, llega una serie como Néboa: «Es un verdadero lujo, una serie totalmente diferente, cinematográfica, rodada de un forma muy particular, en la que el ambiente y las localizaciones son un personaje más. Hay una apuesta muy clara, cada uno se expresa como se tiene que expresar y la fotografía es espectacular».

El reparto es una de esas fortalezas. «De Emma Suárez seré fan para siempre, una persona increíble y superhumilde; también me encanta haber podido trabajar con Isabel Naveira, María Vázquez o Eva Fernández». Esta, sostiene el actor, «es una serie de mujeres muy fuertes, de madres que pelean lo suyo, mujeres en muchos casos desesperadas que llevan el peso de la historia, y creo que este es un aspecto que hay que valorar mucho».

David, en definitiva, subraya que una producción como esta es la demostración de que el sector audiovisual gallego está consiguiendo algo muy importante: «Estamos pudiendo mostrar todo nuestro talento, que incluye un sector técnico muy potente, y ser un ejemplo para Madrid, Cataluña o el País Vasco; es para que estemos muy orgullosos».