La Galicia menos conocida que cautiva en «Néboa»
La serie de TVE abre al gran público la imponente costa del Ortegal con todas sus paradas obligadas
Redactora
Con la emisión de tan solo dos capítulos, Néboa, el trepidante thriller coral producido por Voz Audiovisual para TVE y ambientado en una isla imaginaria situada a once kilómetros de la costa del Ortegal, ya se ha convertido en el mejor escaparate de este fotogénico y poderoso litoral norte, uno de los tramos de costa de la comunidad menos conocidos, también para muchos gallegos, y una zona que tampoco había sido excesivamente retratada en las ficciones, lo que determinó su elección como localización principal. Es en este lugar de imponentes acantilados, miradores imprescindibles, agrestes paisajes o enclaves de indudable encanto, donde se ubican varios de los diecisiete escenarios de la provincia de A Coruña que acogieron durante el pasado verano el rodaje de la serie (que emitirá mañana a partir de las 22.40 horas su tercer episodio) y donde se emplazan muchos de los exteriores que suman elogios en prime time.
La isla ficticia de Néboa
La ficción, una cuenta atrás para encontrar al autor de unos crímenes que suman sospechosos y que tienen lugar en pleno Entroido, transcurre en Néboa, la isla ficticia de mismo nombre que la serie cuya distancia del continente la convierte en un entorno cerrado. La consecución de este lugar se convirtió en uno de los grandes retos para el equipo de producción que optó por filmar con un dron planos aéreos de la costa norte y recrear la isla de forma digital (en FX) utilizando la orografía de la zona. Con su hipnótica silueta arranca la serie.
La propia localidad de Néboa: O Barqueiro
La superficie de esta isla inventada se construye, eso sí, a partir de atinados escenarios reales. La propia localidad de Néboa se corresponde, por ejemplo, con el reconocible pueblo de O Barqueiro (concello de Mañón), uno de los más bonitos de Galicia y un lugar único para admirar la arquitectura tradicional marinera.
Bares: el hotel donde se alojan las protagonistas
Sin salir del municipio, el thriller también pone en valor rincones extraordinarios como Estaca de Bares, el punto más septentrional de la Península Ibérica donde el océano Atlántico se junta con el mar Cantábrico. El propio faro (en funcionamiento desde 1850) sirve de exteriores al hotel donde se alojan la teniente que lleva la investigación (papel interpretado por Emma Suárez) y su hija (Alba Galocha).
Las escenas del interior de este alojamiento fueron a su vez grabadas en otro de los grandes reclamos de la zona, el hotel Semáforo de Bares, una antigua construcción de control del tráfico marítimo reconvertida en hotel de naturaleza.
La cercana playa de Esteiro (que aún no se pudo ver en la pantalla) y persecuciones grabadas por carreteras de la zona completan el cuadro de localizaciones del bello ayuntamiento de Mañón.
Ortigueira: de un litoral costero de impacto al cuartel de la guardia civil
Es en el vecino concello de Ortigueira, en el que se localizan los acantilados de Loiba con su afamado banco más bonito del mundo, donde también se grabaron algunos de los exteriores que juegan un papel relevante en Néboa. Así, varias de las escenas aéreas de la serie se rodaron en su amplio litoral costero.
Además, es en este municipio donde se localiza uno de los interiores donde avanza la trama. Se trata del cuartel de la guardia civil, cuyas escenas se grabaron en A Devesana, un actual centro social que en su origen fue una escuela laica fundada por vecinos de la zona emigrados en Cuba.
La fábrica La Pureza de Cariño
En Cariño, por su parte, ayuntamiento al que pertenece el cabo Ortegal -imprescindible mirador gallego-, se rodó otra de las localizaciones que juega un papel relevante. Las escenas de la fábrica tienen lugar en La Pureza, la firma de conservas casi centenaria (cumplirá un siglo en el año 2024) que aún opera con buena parte de los procesos tradicionales.
En este ayuntamiento, en la parroquia de Sismundi, se localiza además la cabaña donde se refugió en el primer capítulo Cascudo, uno de los sospechosos más evidentes, aunque en Néboa nada es lo que parece.
La espectacular Furna Furada de Carballo
Más allá de la propia comarca del Ortegal los espectadores de TVE también han podido acercarse en horario estelar a otros rincones costeros de enorme belleza. Uno de los primeros en despertar interés fue el escenario donde apareció en la ficción el cuerpo de Ana (interpretada por Denisse Peña), la primera víctima, ya encontrada con la marca del Urco, un ser mitológico al que las supersticiones locales apuntan como responsable de los crímenes que se suceden en la isla.
Este espectacular túnel costero se localiza en Rebordelos (Carballo), en el límite con Caión. Se conoce como Furna Furada aunque, en realidad, son cuatro en pocos metros. Una de estas furnas es tan grande que parece un cráter o un túnel, según la perspectiva. Un paraje llamativo del litoral de Bergantiños al que ya se conoce como las Catedrais de la Costa da Morte.
El ferry a la isla: San Felipe, en Ferrol
Fue también durante los dos primeros episodios cuando los seguidores de Néboa han podido admirar una embarcación tradicional de madera que en la ficción hace de ferry que cubre la travesía que enlaza la isla y el continente dos veces al día. Esta lancha en la actualidad solo se mantiene en activo durante la época estival cubriendo rutas que permiten conocer algunos de los bellos parajes de Ferrolterra. Es, precisamente, en esta zona, en San Felipe, donde se grabaron varias de estas escenas marítimas.
También se rodó en este lugar el plano inicial en el que se ve cómo Emma Suárez y su hija llegan a la isla de Néboa.
Cecebre: el escenario de muchas escenas de bosque
Varios de los escenarios de interior que también sorprenden en Néboa, por la belleza de los parajes y por su frondosidad, se corresponden con la conocida fraga de Cecebre (Cambre), ese bosque animado que inspiró la obra literaria de Wenceslao Fernández-Flórez y que ya sirvió en más ocasiones de escenario de cine. Es en este lugar donde aumenta la tensión en la ficción al rodarse en él varias persecuciones.
Playas como la de Rebordelo, en Cabana de Bergantiños
Además de la ya mencionada playa de Esteiro, en Mañón, que no aparecerá en pantalla hasta el sexto capítulo, la serie pone en valor más arenales gallegos. Uno de ellos es el de Reboderlo, en Cabana de Bergantiños, donde se rodaron las escenas en las que los vecinos acaban cobrándose la justicia por su mano con Cascudo, al que acusan del primer asesinato.
En el cuarto capítulo será, además, el arenal de Arnela (en Carballo) el que pase a primer plano.
Lo que sí ya ha podido contemplarse en pantalla es un embarcadero de Ponteceso que conserva casetas tradicionales de marineros, escenario en el que, en el segundo capítulo, Rosa (María Vázquez), la madre de la primera víctima investiga de noche los movimientos de su marido.
Interiores en Oleiros, San Sadurniño y Tordoia
Desde el primer capítulo otra de las localizaciones que despertó intriga es la vivienda de los Ulloa, la familia dueña de media isla cuyo hijo se convierte en otro de los sospechosos. El inmueble donde se rodó está en Oleiros. Se trata del Pazo das Torres, una propiedad privada.
Las otras dos viviendas con un papel relevante en Néboa se ubican en los concellos coruñeses de San Sadurniño -donde se emplaza la casa de Antón (Antonio Durán «Morris») y Rosa, los padres de la primera víctima- y de Tordoia, donde se rodaron los interiores y parte de los exteriores del inmueble que comparten Carmela (Isabel Naveira) -la sargento que también lleva la investigación atrapar al Urco- y Roque (Denís Gómez), los padres de Gael, el mejor amigo de la primera víctima. Los otros exteriores de esta casa también se grabaron en San Sadurniño.
Mucho por descubrir, como el sanatorio de Oza-Cesuras
Por delante restan seis capítulos para no dejar de sorprenderse con nuevos y asombrosos escenarios, que se acercan al gran público y demuestran que en Néboa el paisaje gallego se convierte en un personaje más. Mugardos, Malpica o Cedeira, con la ermita de San Antonio do Corveiro, serán tan solo algunos de ellos. Capítulo aparte merece el abandonado sanatorio de Oza-Cesuras, diseñado en las primeras décadas del siglo XX como un hogar para tuberculosos pero que nunca llegó a terminarse. Para ver qué sucede en él, eso sí, aún habrá que esperar.