«El coronavirus ha acortado la noche»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Coco pone fin a 43 años de trayectoria, la mitad de ellos desde la barra legendaria que acomodó a su gusto

05 sep 2022 . Actualizado a las 20:56 h.

Hace un tiempo, Marat Safin, el tenista ruso que durante varias semanas ocupó el número 1 del ránking mundial en lo suyo, frecuentó Vilagarcía de Arousa. A través de un amigo dio con un local enclavado en la encrucijada de las calles Méndez Núñez y Juan Francisco Fontán. Vestida de madera, la cálida penumbra del establecimiento sedujo al deportista. Bueno, la calidez y, sobre todo, la habilidad de Coco a la hora de componer una copa que, en su registro y salvando las distancias, podría haber competido perfectamente con las que Safin levantaba en las pistas en sus mejores años de juego.

De aquellas incursiones, al precursor de la coctelería en la capital arousana le quedan la raqueta con la que Marat firmo el tercer puesto en Wimbledon 2005 y un par de cariñosas fotografías. La dedicatoria que rubrica una de ellas ha resultado ser premonitoria: «Coco, no nos cierres el bar de la esquina». 21 años después de haber inaugurado su barra legendaria, el local que transformó a su medida y en el que, reconoce, ha vivido los mejores años de su vida, Coco echa el cierre. «No es que me encuentre mal, todo lo contrario, pero estoy ya un poco cansado», reconoce el hombre que enseñó a los vilagarcianos lo que es un gintónic premium. Normal, si uno tiene en cuenta que se estrenó en el negocio en el verano de 1979.

«Comencé poniendo música, de pincha, en Don Ricardo, el local que funcionaba en la planta de abajo del balneario de A Compostela. De allí a Beylú, la discoteca que hizo bailar a los cambadeses en los 70 y los 80. Tras un breve paréntesis en un puesto de oficina, Coco regresa a la noche, esta vez en la discoteca Cavila de Vilagarcía, donde apura el verano antes de reunirse con un grupo de socios y fundar Más, otro establecimiento que marcó una época en O Salnés. El bar del Piorno, en el parque de A Xunqueira, de nuevo en la capital arousana, fue su último paso antes de decidirse a abrir Coco Gintonería. «En realidad esto era una tienda de ropa, pero la transformé completamente».

Se comprenderá perfectamente que, en 43 años, el universo de la noche haya cambiado de arriba a abajo. Coco asiente, pero, en su opinión, ha sido un golpe tan reciente como la pandemia el que ha provocado su vuelco de mayor calado: «Con el covid la gente viene antes y se va antes. Ha cambiado la forma de salir. Antes era impensable que la gente viniese a tomar una copa a las diez y media; ahora llegan a esa hora y a las dos y media, como mucho a las tres, se van. Por decirlo de alguna forma, el coronavirus ha acortado la noche». El euro, añade, «fue otro salto bestial; antes, con quinientas pesetas eras el rey del mambo y con menos dinero podías hacer muchas más cosas».

Mientras prepara un combinado a su gusto, el coctelero subraya dos factores sin los que, asegura, su aventura habría resultado imposible: «La colaboración de mi mujer, Mari Carmen Marín Mesejo, y la respuesta y el cariño de los clientes, en ocasiones incluso sus hijos y nietos, que son quienes nos levantaron». Aquí hay copas que cuestan cien euros, y últimamente triunfan el daiquiri de fresa y la piña colada. Pero Coco tira de otro palo: mucho hielo, un twist de naranja y otro de limón, un chorro de Bulldog, las burbujas rotas de una tónica Seventeen 1724, un breve movimiento para remover el conjunto y ya está. Más que suficiente. «Hubo tiempos en los que la fruta se multiplicaba y esto parecía una macedonia; creo que esa moda ha pasado». Bueno y sencillo. Si quieren comprobarlo, atentos, porque hay fecha de caducidad: el 28 de septiembre.