La serenidad de Ana Granja, la dialéctica de Juan Andrés Bayón y la memoria de Plácido Castro
09 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El Callejón del Viento de los 80 y los 90 del siglo pasado tenía un mentidero, un lugar común, un establecimiento que concitaba las esencias y reunía a los personajes de la Vilagarcía de hace 30 años. Era la librería Pampín, por donde pasábamos casi todos a comprar La Voz, a charlar con Lolita y con Pampín de las cosas de la ciudad y de la vida. Entrabas en Pampín a por un Mortadelo para tu hijo y salías con un coleccionable de la II Guerra Mundial, una revista sobre filosofía que nunca jamás leerías y mucha información sobre narcos locales, trapisondas de concejales y tiendas a punto de abrir o cerrar.
La calle de Pampín era y es Juan Francisco Fontán, aunque la conocíamos como El Callejón del Viento porque hasta los días más tranquilos, en ella, como diría Torrente Ballester, daba la vuelta el aire. En aquellos años, yo vivía en el edificio de la farmacia y, por cierto, era vecino de Ana Granja, la candidata a la alcaldía por el PP en Vilagarcía, que ha devuelto la ilusión a su partido, recuperando la fuerza que siempre ha tenido el Partido Popular en la ciudad. Ana declaró a La Voz que ella no es nada mitinera y un colega periodista me explicaba días atrás el encanto de su fuerza tranquila: «Ana Granja es esa persona a la que le confiarías a tus hijos».
Otro colega, en este caso profesor, me habla muy bien del número dos de la candidatura del PP, Juan Andrés Bayón, a quien no conozco, pero me cuenta mi amigo que creció en el club de ajedrez Fontecarmoa, está recién licenciado en Derecho, es de familia humilde y un excelente polemista que ganó premios de debate con el colegio de las filipenses, al que nadie va a sacar de sus casillas en un debate público y que es buenísimo argumentando. «Ojito con él», avisa mi colega docente. Julio Torrado lo conoce muy bien porque fue uno de sus alumnos predilectos. «Me quedo con él ante la inmensa mayoría de los actuales concejales, de cualquiera de los partidos». Como tengo en alta estima la perspicacia y la independencia de mi amigo, me declaro interesado desde ya en la persona de Juan Andrés Bayón y auguro una legislatura municipal muy animada e interesante con la fuerza tranquila de Ana Granja y la faceta de polemista cabal de Juan Andrés Bayón.
Pero volvamos a ese Callejón del Viento en cuya vecindad vivíamos Ana Granja y un servidor. Recuerdo que fue en Pampín donde oí hablar por primera vez de otro personaje interesante relacionado con Vilagarcía: Plácido Castro (1902-1967). No sabía nada de él hasta que en la tertulia de Pampín me contaron retazos de su vida. Inmediatamente me interesé por su figura y su biografía y acabé conociendo a Susi Castro, su hija, con quien mantuve una animada charla en 1996. En ese momento, Susi estaba muy ocupada y entusiasmada recuperando el legado de su padre, que empezaba a ser reconocido como galleguista, intelectual, escritor y persona íntegra y admirable. En ese momento, investigadores de la Universidad de A Coruña, la editorial Ir Indo y la propia Susi estaban embarcados en la recuperación de la memoria y la obra de Plácido Castro. Años después, en 2001, se creó, a instancias del IGADI (Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional), la Fundación Plácido Castro, en la que participan los concellos que fueron fundamentales en la vida del escritor: Corcubión, Cambados y Vilagarcía de Arousa, además de otras instituciones. La fundación está presidida, precisamente, por su hija Susi, siendo dirigida por otro intelectual francamente interesante: Xulio Ríos.
Pero trasladémonos en el tiempo y en el espacio. Pampín cerró hace años y las tertulias en su librería, papelería y tienda de periódicos son ya memoria histórica de Vilagarcía. El Callejón del Viento sigue donde estaba porque el viento es imperdurable, perpetuo, aunque ahora, El Callejón es conocido más por ser el epicentro de la zona de tapas de Vilagarcía que por el casticismo de su fonda, su peluquería de caballeros y su quiosco de prensa. Así que he tenido que buscar otro mentidero donde palpar la vida, entender el presente y barruntar el futuro.
El sitio de Pampín lo ocupa ahora el bar A Perla. En los 90, la delegación de La Voz estaba en Rey Daviña, casi enfrente de Juan Francisco Fontán. En 2023, se encuentra en Ramón y Cajal, justo enfrente de A Perla, donde se repite la misma situación que en Pampín: gente que viene y va, personajes interesantes, conversaciones que emocionan, encuentros inesperados…
La otra mañana, estaba tomando café, cuando se me acercó una señora cuyo semblante recordaba vagamente. Me pidió disculpas por abordarme y se presentó como la hija de Plácido Castro. Inmediatamente recordé a Susi Castro y aquella entrevista de 1996. Charlamos un rato y me regaló una decena de libros en los que se recogía parte del legado de su padre. Fue emocionante comprobar que la memoria de Plácido Ramón Castro del Río, el gran olvidado de Vilagarcía y Cambados, el hombre que solo aparecía en los etcéteras de la historia cultural de Galicia, es ya protagonista y ha recibido el aprecio y la consideración que se merece.