Lina Solla: «No me creo lo del techo de cristal, hoy una mujer puede hacer lo que quiera»

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

La empresaria de Mariscos Linamar ve ahora más trabas que hace veinte años para emprender

24 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Lina Solla es autónoma desde los 17 años y tiene 55, lo cual la convierte en una voz autorizada a la hora de hablar de la realidad que viven los empresarios en Galicia. «De eso lo sé todo», dice, porque empezó desde abajo, trabajando en la batea, y hoy es socia de una empresa con más de cien empleados.

—Hace veinte años creó su propia marca y su propia empresa, Mariscos Linamar. ¿Hoy sería más fácil o más difícil?

—Más difícil.

—¿Por qué?

—Está todo mucho más reglado, los bancos te cierran las puertas, los permisos y las licencias tardan una barbaridad y no encuentras personal cualificado.

—La falta de mano de obra es una queja recurrente de los empresarios, se vio este verano con la hostelería. ¿Cómo explica que con una tasa de paro en España del 12 % no encuentren trabajadores?

—No lo sé. Lo que si sé es que antes íbamos a trabajar en el verano con 16 años para tener un dinero y hoy un chaval que tiene dos empleos sale en todas las televisiones. La cultura del esfuerzo se ha liquidado. Es un problema general, los fontaneros, los carniceros o los electricistas tampoco encuentran gente. Todos queremos que nuestros hijos estudien una carrera y se están perdiendo los oficios.

—Sin embargo la formación profesional tiene más matriculados que nunca, ¿qué falla?

—Yo creo que en a la hora de formar hay que dejar hacer más que solo ver como se hace. Yo no puedo formar a alguien que no puede coger un martillo.

—¿Qué prioriza usted a la hora de contratar a alguien?

—A mí no me importa la edad. Yo contraté a un señor con sesenta años porque es un excelente profesional. No hay que mirar la edad, hay que mirar lo que saben hacer.

—El caso es que el mercado laboral castiga a los trabajadores de más edad y el 40 % de los autónomos en España superan los 60 años. ¿A qué cree que se debe?

—Quien ha vivido con autónomos en casa ha visto que se trabaja los sábados y los festivos y que hay que atender a veinte mil cosas; la gente joven no quiere esa vida, prefiere preparar oposiciones.

—Aludía a la burocracia como otro de los problemas a la hora de gestionar un negocio, y eso le toca de cerca. Angulas Aguinaga —que absorbió Linamar el año pasado— sigue pendiente de un plan especial para poder afrontar una ampliación de la factoría de Tragove. ¿Qué expectativas tienen?

—Seguimos igual y pedimos el permiso hace ocho años.

—¿Está en peligro el proyecto de expansión?

—No, pero está claro que te condiciona. A lo mejor lo que tenías previsto hacer hace cuatro años ahora cambia.

—El sector mar-industria resulta especialmente damnificado en cuestiones de autorizaciones...

—Las leyes no pueden hacerse desde los despachos. La señora Ribera tendría que venir a Galicia para ver como trabajan las depuradoras. No podemos coger agua del mar desde un polígono industrial... En Cataluña las depuradoras tienen menos restricciones que aquí, en Italia y Francia pasan cosas surrealista, y si te vas a China, que es de donde viene la competencia, no hay ni leyes. En Galicia somos más papistas que el papa, por supuesto, hay que hacer las cosas bien, pero también hay que vivir.

—En las condiciones actuales, ¿ve posibilidad de crecimiento para en el sector o se ha tocado techo?

—Lo veo muy complicado porque la legislación no te da seguridad.

—Tampoco hay materia prima a la vista de la debacle en el libre marisqueo.

—Ese es otro problema, el del producto, hay depuradoras que lo están pasando muy mal. Ahora lo que se coge de nuestro mar se ha convertido en un producto de lujo al que no puede llegar todo el mundo. Lo bueno es que, en lo que se refiere a los productos del mar, quedan muchas cosas por hacer porque la gente cocina cada vez menos y hay que preparársela [precocinados].

—Volvamos al emprendimiento. Se presenta como la panacea pero muchos proyectos empresariales se quedan por el camino...

—Yo tengo una frase de un poeta alemán: un comienzo nunca desaparece, ni siquiera con un final. La ilusión con la que empiezas, aunque después fracases, no te la quita nadie.

—¿A pesar de los bancos y de las trabas de las que se queja aconseja lanzarse a la aventura de emprender?

— Emprender es muy difícil en este país, pero yo se lo recomiendo a mis hijos. Que arriesguen, es duro, pero es bonito, sobre todo cuando te gusta lo que haces. Es cierto que antes ibas con las botas al banco a ingresar los cheques y te abrían las puertas de par en par, ahora todos son problemas. A mí lo me cerraron las puertas cuando se hundió el Prestige.

—Pero nunca hubo tantas ayudas económicas y tantas ventajas sociales para los autónomos como ahora...

—Sí, hay apoyos para emprender, pero siguen siendo pocos y es difícil, aunque yo también digo que no se puede echar toda la culpa a los políticos. Soy de las que creo mucho en la responsabilidad personal.

—Es inevitable aludir a su condición de mujer y de directiva [Lina Solla fue la primera presidenta del Consello Regulador do Mexillón de Galicia]. ¿Se están por fin rompiendo los techos de cristal?

—Yo no me creo lo del techo de cristal. Hoy por hoy una mujer puede hacer lo que quiera, la implicación es dura, claro que no puedes evitar sentirle mala madre y todo eso cuando te vas a trabajar y tu hijo tiene fiebre, pero hoy yo y mi hija podemos hacer lo que queramos. Me he movido siempre en un mundo de hombres y no he tenido problemas. El techo de cristal es el sentido de culpa que tenemos las mujeres. A mí me costó mucho convencer a muchas de mis trabajadoras para que dieran el paso adelante. 

Foro Voz: Economía e o Traballo Autónomo

Día 25 en Cambados. En el salón de actos de Exposalnés (20 horas) con la participación de Pablo Fernández, secretario xeral de Apoio ao Emprego e Traballo Autónomo; Eduardo Abad Sabarís, presidente de Upta-Agtamar España; Lina Solla, directora xeral de Mariscos Linamar, y Samuel Lago, alcalde de Cambados.