¿Quién dice que el vinilo está muerto?

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

Este proyecto hace posible que los directos de los pubs y la calle suenen en los viejos tocadiscos de casa

19 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como otras muchas cosas, todo empezó en el Rif Rock. En este pub de Cambados llevan dos décadas ofreciendo conciertos en directo y, un buen día, los dueños, Mon y Javier Falcón, y dos de sus incondicionales, Marina Martínez y Carlos Prado, pensaron: ¿por qué no hacemos algo para hacer llegar esta música al gran público? Lo meditaron mucho, bucearon en Internet para informarse y formarse y, por fin, hace año y medio se lanzaron a la aventura. Así nació Ulomanía Coop, un sello discográfico modesto que lleva cinco EPs en el mercado, y tiene ganas de más.

Quien crea que el vinilo está muerto se equivoca. Ni los cedés ni las plataformas digitales han podido con él, al contrario. Ya hace unos años que ha resurgido con fuerza, y los discos de 45 y 33 revoluciones de siete pulgadas suenan de nuevo en aquellos viejos aparatos que han resistido el paso del tiempo en la sala de estar. «De feito, agora véndese máis vinilos que cedés», afirma Carlos.

Como sus socios, este ingeniero industrial es un loco de la música que, a falta de poder subirse a un escenario, se conforma con participar en este mundillo como espectador y, ahora también, desde el mundillo de la industria. Ellos no cosechan aplausos ni salen en las carátulas, pero son una pieza clave para que otros sí lo hagan. Es su aliciente, porque ganancias, de momento, no obtienen, afirman.

Ulomanía Coop ha colocado cinco trabajos en el mercado: un

cedé de los vigueses Little Juice y cuatro vinilos de Superser,

Kings of the beach, Dead Wood y Breakin’ Bones. Estos últimos,

de Marín, pusieron el miércoles la banda sonora a esta entrevista. Fue uno de los cinco conciertos programados dentro del ciclo Ulo Vermú? que han organizado con la colaboración del Concello de Cambados. Hoy en la plaza de As Rodas (13 horas) es el turno de The Gypsy Souls, a la espera de escuchar a Little Juice el próximo domingo en la calle Isabel II y a Travesti Afgano, Superser y Bimba dj en la sesión de tarde del 1 de septiembre, en San Tomé. El objetivo de este ciclo es triple: crear una plataforma de difusión para los grupos locales, ampliar la oferta de ocio para vecinos y turistas y, de paso, ayudar a la hostelería local a hacer caja.

En Ulomanía Coop están satisfechos con la experiencia, que inscriben en el momento dulce que está viviendo la música en directo. Nunca se vieron tantos festivales ni tantos conciertos en las calles y en las plazas de la comarca. El apoyo de las instituciones algo tiene que ver en ello, pero Javi insiste en que el mérito es de las propias bandas, que emergen en los garajes y en los estudios domésticos por puro amor al arte. «Hai moitísimo talento», sostiene.

Pero con eso no basta. Es necesario hacerse oír, y en Ulomanía los asesoran y les dan un último empujón para que los nuevos grupos puedan tener un EP con que presentarse a su público. Su papel llega después de la grabación y consiste en buscar a una empresa que le proporcione el soporte -su proveedor de vinilo está fuera de España- y, después, editar el producto y colocarlo en tiendas y conciertos. De costes de producción prefieren no hablar, pero sí dan algunas cifras. Sus tiradas son de entre 250 y 300 unidades y el precio de un EP ronda los siete euros. Ellos mismos cofinancian algunos trabajos.

Los discos ya no son solo para coleccionistas. «A xente volve a comprar vinilo para escoitar na casa, volve ao analóxico porque lle gusta o soporte físico», explican. Saben de lo que hablan, y se ve que disfrutan con el simple tacto del plástico negro entre los dedos. El vinilo ha abandonado el ambiente underground para colarse, incluso, en las grandes discográficas, y desde Cambados están aportando su granito de arena. Las ventajas que ofrecen hoy en día la tecnología e Internet han permitido democratizar un negocio, el de la música, que hasta hace una década estaba vedado a los gigantes del sector.

Con lo que no se atreven todavía los ulomaníacos es con la cocina, de modo que la sección se alimenta esta semana con una tapa improvisada en la plaza Alfredo Brañas, uno de los santuarios del terraceo en la villa del albariño. Nada que ver con sus antecesores del pasado domingo. Tanausú, del Rockin’Vila, nos sorprendió con un cebiche de zamburiñas aderezadas con salsa de guacamole y mango. Pero, ¿acaso no ha demostrado el Rif Rock ser una cocina con estrella para llevar al plato -del tocadiscos- la mejor música? «¡Eh!, que los del Rockin’ Vila también venían al Rif?», puntualizan nuestros protagonistas.

Al césar lo que es del césar.