«A las nueve de la mañana ya no me quedaban patatas»

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA

CAMBADOS

cedida

Las plazas de abastos son las que mejor resisten los miedos por el coronavirus. Se percibe más demanda de pescado, carne y verduras, pero sin agobios. El comercio, la hostelería y otros establecimientos cerraron de forma masiva

14 mar 2020 . Actualizado a las 19:12 h.

Las plazas de abastos son de los pocos lugares en los que todavía se respira un poco de normalidad. De no ser por el contexto en el que estamos viviendo, nadie diría que estamos en una situación de alarma general. Este sábado había gente comprando y los puestos estaban bien provistos de pescado, carne y verduras, aunque el escenario cambia cuando si se le pregunta a los vendedores.

No falta quien afirma que la clientela y la caja se comportaron como cualquier otro día, pero la mayoría de los consultados constatan que se percibe una situación excepcional. No se llega a la histeria que está instalada en los supermercados pero la demanda de productos ha aumentado. El que llevaba una merluza pide ahora dos y al que le gustan las ensaladas se hace con doble ración de lechuga y de pepino. «A las nueve de la mañana ya no me quedaban patatas», relata María, una vendedora de la plaza de Vilagarcía; y al mediodía lo único que abundaba en su puesto eran los tomates, tomates que, por supuesto, no dejaba manosear. »«Concienciación, ninguna», se lamentaba.

A esa hora, el establecimiento Pío Pío ya había tenido que reponer existencias porque la clientela acudió como nunca a hacerse con sus elaborados de pollo y algunos puestos de pescado estaban más vacíos de lo habitual un sábado de marzo. Lo que no es una prioridad en tiempos críticos es el marisco, a no ser que algún que otro madrileño —las peixeiras afirman que los hay— quiera darse una alegría aprovechando su estancia en Galicia.

La mayor parte de los vendedores y vendedoras están utilizando guantes, lo que todavía no usan son mascarillas. «Aunque para la semana va a haber que empezar a pedirla, estamos muy expuestas. No sé si plantearme no venir, la salud no tiene precio», apunta Yolanda.

¿Y las distancias? En la plaza de Vilagarcía no se vieron las colas ordenadas que sí había en la carnicería situada en el exterior, y tampoco se percibía mucha psicosis con el tema. «A mí solo se me apartó una mujer», cuenta una peixeira, aunque sí había más gente de lo habitual tapándose la cara con pañuelos y bufandas.

Bea Costa

La estampa era similar en la plaza de abastos de Cambados, donde lo único que hizo que se resintiese la afluencia de gente fue la supresión del mercadillo. Allí, como en Vilagarcía y A Illa, no hubo mercado ni lo habrá hasta nueva orden, lo cual, lógicamente, resta clientela. Pese a las órdenes taxativas de los concellos, algún ambulante se acercó a Cambados con intención de instalar el puesto, pero la policía local estuvo vigilante desde primera hora para impedirlo. Allí, la Policía Local tuvo que intervenir para que seis establecimientos cerraran sus puertas.

Salvo cambios de última hora, las plazas volverán a abrir el lunes, aunque siendo víspera el domingo y con el temporal que se anuncia, posiblemente haya muy poco pescado sobre los mostradores. También abrirán los supermercados, carnicerias, panaderías y demás dispensadores de productos de primera necesidad y, posiblemente, se repitan escenas como las vividas desde el jueves: colas en la puerta y en las cajas -Super Nito (Vilanova) tuvo que limitar este sábado el aforo para evitar aglomeraciones- y carritos y bolsas más llenos de la habitual. Los bares, comercios y demás seguirán cerrados.

Este sábado todavía se pudo dar un paseo al sol. A partir del lunes toca quedarse en casa, sin excusas.