Arte con sello arousano que invita a reflexionar

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

El espacio y la introspección son elementos clave en el trabajo del inquieto creador de O Grove Iago Fontoira

06 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Iago Fontoira (O Grove, 1993) es de esas personas que siempre tuvieron claro que su vida giraría, de alguna manera, en torno a las disciplinas artísticas. Porque ya con siete años empezó a escuchar rap y a escribir sus propias canciones, lo que da una pista de cómo se expresaría en el futuro. «Es la primera conexión que tengo con el arte», cuenta, y aunque las cosas no lo llevaron finalmente por ese derrotero, la música y la escritura siguen estando presentes. A pesar de no profesionalizarse, fue una vertiente en la que tuvo un cierto éxito. Grabó alguna maqueta y participó en concursos radiofónicos.

Iago decidió estudiar Bellas Artes, a pesar de que otra de sus pasiones era la educación, e hizo dos másters, uno en Dirección de Arte en Diseño Gráfico y otro en Profesorado, para al menos quitarse esa espinita. Lo musical lo lleva dentro. Por eso su trabajo de fin de grado, con una enorme obra compuesta de matrices xilográficas rescatadas de trabajos de sus compañeros a sus espaldas, O espazo apropiado, lo expuso rapeando. 

Se define como artista multidisciplinar cuya práctica se basa entre el espacio, la introspección y el reciclaje, con una sensibilidad que se deja notar en cada pieza, a través de emociones que no son perceptibles a la vista. Se podría decir que su obra lo cuestiona todo, pues explora cómo los objetos y el entorno pueden transformarse e interpretarse. Se mueve entre la xilografía, la plástica y la fotografía, y varias de sus propuestas cuentan con reconocimientos de certámenes como Xuventude Crea y de Novos Valores, aunque O espazo apropiado también recibió el primer premio de Talento Artístico Ahorro Corporación Financiera Iberlending en el 2018. En esa línea se sitúa otra de sus instalaciones, Reflexos do Encontro, realizada con madera y espejo, «que tienen memoria». El material noble siempre está presente, quizá porque creció rodeado de un taller donde su padre también la trabajaba, y allí es donde ahora crea una obra que camina hacia la escultura y explora todo tipo de materiales, en ocasiones con herramientas cuasi centenarias heredadas de su abuelo. 

MONICA IRAGO
 

En la facultad no tardó en darse cuenta de con qué se sentía cómodo: «Estar entre gubias y material era lo mío». Todo lo demás era experimentar jugando con las profundidades: «Me gusta colocar la obra separándome de la pared, no quedarme en un solo plano, y que la obra se vea desde muchos puntos, que sea algo íntimo y quien lo mire lo pueda disfrutar».

Junto a los grabados, firma otras piezas que lo identifican con el territorio, como sus Ameixas de Porcelana: fragmentos de escombro recogidos en las playas de O Grove, perfectamente empaquetados con su etiqueta de trazabilidad que nacen como una denuncia de aquellas acciones urbanísticas que hace varias décadas atentaron contra el litoral gallego, adonde llegaron los desechos de las edificaciones que iban ganándole terreno al mar. Originalidad y reivindicación a partes iguales, en definitiva, que dejan entrever en sus trabajos un trasfondo poético.

Iago continúa creando y ampliando obra, aunque a otros ritmos, porque en estos momentos su talento lo comparte enseñando arte a los más pequeños en los centros educativos de la localidad arousana, haciendo que afloren nuevos talentos.