El jersey verde que le dio suerte a Carmiña

Raquel Ares / r.e. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Novedades Carmiña lleva desde 1969 vistiendo a varias generaciones de mujeres arousanas; hace veinte años se coló también en los hogares de la capital arousana gracias a la oferta de Decoración Carmiña

27 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás la suerte detrás del negocio de Novedades Carmiña estaba echada desde que la primera clienta cruzó la puerta en 1969. Aquella mujer, llamada Antonia, se encaprichó de un jersey verde, lo compró y le deseó a María del Carmen Lorenzo Chico, conocida por todos como Carmiña, «mucha suerte», asegurándole que esa tienda la llevaría a ser la mujer más feliz del mundo. Cincuenta y dos años más tarde Carmiña confirma que «así fue, no se equivocó en nada».

Quién sabe si el deseo de aquella mujer se cumplió por la sinceridad con la que lo pidió; lo cierto es que aquel día los astros se alinearon para que Carmiña vistiese a las siguientes generaciones de arousanas. «Algunas de nuestras primeras clientas siguen confiando en nosotros a día de hoy, muchas incluso traen a sus hijas aquí», explica. Sin lugar a dudas, Carmiña es bien querida en el municipio: las cajas de bombones y las flores que solían llegar a su puerta el día del Carmen dan prueba de ello.

Pasión por su trabajo

Aunque Carmiña ya lleva años retirada, no hay día que no se pase por la tienda. «Si no lo hago me aburro, a mí lo que me gusta es hablar con la gente», explica. De hecho, en mitad del local, hay una silla a la espera de ser ocupada por alguna de sus clientas, que aún se acercan para mantener una charla con ella. Tras más de cincuenta años dice que no le apetece contar su historia y se hace la remolona a la hora de salir en las fotos, pero esbozando una sonrisa amable puntualiza las explicaciones que ofrecen su hijo, Antonio David, y su nuera, Manuela Paz, actuales gerentes de los dos negocios que llevan el nombre de esta experimentada comerciante.

Lo que nació como una mercería dedicada a la venta de hilos no ha hecho otra cosa que crecer. «Al principio la tienda llegaba más o menos hasta aquí», indica el hijo de Carmiña, señalando un paso más allá del escaparate. «El resto del local era nuestra vivienda», continúa. Carmiña acababa de entrar en la veintena cuando abrió por primera vez las puertas de su tienda. A una edad tan temprana y con algo de ayuda de su marido, Jose Antonio Barcala, fue capaz de crear un negocio de éxito. «Trabajé incluso estando embarazada, los repartidores me veían cargar con cajas y me echaban una mano», relata.

Con el paso del tiempo esta familia se fue adaptando a las necesidades de sus clientas. Hace 22 años un proveedor les ofreció vender cortinas y el negocio fue tan bien que decidieron abrir Decoración Carmiña, un comercio paralelo situado en la acera de enfrente y centrado en la venta de productos para el hogar. «Tenemos a muchos veraneantes que confían en nosotros para decorar sus pisos de vacaciones», explica Manuela Paz.

Durante toda la conversación, Carmiña no deja la aguja y el hilo. Explica que como norma general no suele hacer arreglos a prendas que no hayan sido compradas en la tienda, «a no ser que sean clientas de mucha confianza, que entonces sí que solemos hacerles el favor», puntualiza. Con la llegada de la moda rápida, el modelo de las grandes cadenas textiles supuso un riesgo para el pequeño comercio local. «Tuvimos la suerte de que no nos afectase demasiado, básicamente porque nos dedicamos a la moda para personas mayores y tallas grandes, y no hay tanta variedad como para las chicas más jóvenes», detalla Antonio David.

En relación a la pandemia, explican que sí que han notado una bajada en cuanto a las clientas que visitan la tienda. «La gente sale menos de casa, entonces gasta menos dinero en ropa». Sin embargo fueron muchos los que tras el confinamiento, cuando el negocio estableció una atención al cliente por horas, llamaron para retocar sus domicilios.

«Los vecinos del municipio y alrededores se portaron muy bien con nosotros, teníamos miedo de que por la crisis nadie quisiese gastar dinero, pero no fue así», cuenta Antonio David. Continuando con su buena adecuación a los nuevos tiempos, al principio de la pandemia comenzaron a vender mascarillas, «pero ya no lo hacemos, porque la gente prefiere las quirúrgicas», explican.

Otros «Novedades Carmiña»

El luminoso letrero que decora el escaparate del local, con un flamante «Novedades Carmiña» en luces de neón, se ha convertido en una atracción para muchos jóvenes que paran a sacarse una foto, en honor al grupo de música con el que comparte nombre. Lo cierto es que la banda gallega se inspiró en un negocio de Santiago de Compostela, que no guarda relación con la tienda de Vilagarcía. «Nunca hemos estado en contacto con ellos, a pesar de que han actuado por aquí cerca varias veces»». Carmiña se apresura en corregir las palabras de su hijo: «Yo si que los he visto en concierto».

Desde 1969. El negocio está en la Avenida Juan Carlos I de Vilagarcía, una de las arterias que cruzan la capital arousana, y en la que concurren otros negocios similares al de Carmiña.