La batalla contra el cadillo librada en Vilagarcía recibe el aplauso y la bandera azul de Adeac
VILAGARCÍA DE AROUSA
La enseña comenzó a ondear en A Concha-Compostela tras los trabajos de regeneración; hasta entonces solo había lucido en O Campanario ya que A Illa se quedó sin poder izarlas al no tener socorristas en sus arenales
27 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.A veces son tan coloridas y bonitas que es difícil decidirse a exterminarlas. Pero las plantas invasoras pueden alterar el equilibrio de nuestros ecosistemas y por eso, cada vez más administraciones deciden declararles la guerra. En Vilagarcía, el Concello y Costas han librado una batalla épica contra el cadillo. Bien es verdad que esta especie, que se había enseñoreado de la playa de A Concha-Compostela, no era de las que suscitan simpatías: sus agudas púas se habían convertido en un peligro para pies descalzos, perros y todo tipo de ruedas. El cadillo resultó ser un enemigo pequeño, pero fenomenal, y fue necesario que se le diese la vuelta a la playa —literalmente— para aspirar a acabar con él. Los trabajos, condicionados por el tiempo atmosférico, arrancaron a finales de abril y finalizaron con los primeros compases de agosto, un mes antes de lo previsto.
La obra, que ha supuesto mover toda la arena de la playa, ha permitido la retirada de setecientos mil pies de abrojo espinoso, que así se llama la variante del cadillo que nos ocupa. La titánica operación ha sido seguida con atención por la gente de Adeac, la entidad que concede las banderas azules. Su responsable, José Palacios, explica que este organismo valora el esfuerzo realizado en la capital arousana. «Nosotros animamos a los ayuntamientos a que hagan esfuerzos para eliminar las invasoras de playas y paseos», señala. Precisamente por eso, y como recompensa al esfuerzo realizado por el Concello, en cuanto este les comunicó que los trabajos en la playa habían finalizado, «autorizamos que se izase la bandera azul a mediados de agosto». No es algo habitual que una enseña se levante tan avanzada la temporada. «Dejamos que se subiese como algo especial, porque también ha sido muy especial el trabajo que se ha hecho ahí», señala Palacios. «Tras recibir la llamada en la que nos comunicaban el fin de los trabajos, nuestros inspectores visitaron la playa, comprobaron que todo estaba en orden y que se cumplían todos los criterios y entonces se autorizó el izado», recalca.
Los inspectores también han visitado la playa de O Campanario (Bamio), para comprobar que sigue siendo merecedora de las banderas azules.
El caso isleño
Este año, los inspectores de Adeac no tuvieron que acudir a comprobar el estado de las playas de A Illa de Arousa en las que solía ondear la bandera azul. A principios del mes de julio, el alcalde de esta localidad, el socialista Luis Arosa, se dirigió a la fundación para explicarles que «les resultó completamente imposible contratar socorristas. Nos consta que hicieron grandes esfuerzos para intentar dar con gente, pero no fueron capaces de cubrir las plazas», señala José Palacios. El alcalde, Luis Arosa, lo reconoce: «Non houbo maneira». Entre el retraso de la convocatoria de la Xunta y la falta de profesionales, conseguir cubrir los puestos de socorrismo de las playas es un auténtico quebradero de cabeza para los ayuntamientos que quieren tener seguridad en sus arenales. Este año, tras confirmar que no iban a conseguir a los seis vigilantes necesarios para cubrir las playas de Camaxe y Area da Secada, «el alcalde nos llamó, nos expuso la situación y renunció voluntariamente a las banderas». Esa sinceridad a la hora de afrontar la situación ha sido aplaudida por José Palacios, quien señala que «A Illa podrá volver a tener sus banderas azules en cuanto tenga socorristas; si el Concello hubiese intentado disimular la situación y nuestros inspectores la hubiesen detectado, no podría volver a optar a la enseña», explica Palacios. Reconoce que la escasez de socorristas es «un problema que se extiende fuera de Galicia» y para el que se buscan soluciones.