29 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.
La masiva afluencia de gente a la fiesta del percebe de Aguiño superó toda las previsiones y, tres horas después de que se comenzase a servir el crustáceo, sólo quedaban los restos en los platos. Tanto es así, que muchas personas tuvieron que dar vuelta y esperar a otra ocasión para degustar este exquisito manjar, del que el domingo se sirvieron unos 1.500 kilos. Entre el numeroso público faltó un rostro habitual, el de Loyola de Palacio, que excusó su ausencia por motivos de trabajo.