El mismo día en el que Ramón Sampedro apareció muerto en su piso de Boiro comenzaron las sospechas. La buena salud de la que gozaba el sonense y la lucha por la eutanasia que había abanderado hicieron que las fuerzas del orden y la sociedad barbanzana se plantearan una serie de preguntas sobre cómo se había producido la muerte del tetrapléjico y quién le había ayudado a morir. Solo un par de jornadas después, la autopsia revelaba que el cianuro estaba detrás de aquel planificado final, pero no fue hasta enero del 2005 cuando Ramona Maneiro despejó todas las dudas.
Eligió el programa de Ana Rosa Quintana para confesar, ante miles de españoles, que había ayudado a morir a Sampedro, facilitándole el vaso con el cianuro. Si bien es cierto que lo único que hizo la mujer que había acompañado al tetrapléjico sonense en los últimos años de su vida fue desvelar lo que era un secreto a voces, su aparición en la pequeña pantalla la llevó a verse nuevamente las caras con un juez, aunque el proceso fue finalmente archivado.
Pese a que habló largo y tendido del asunto, Ramona Maneiro nunca llegó a desvelar la identidad de sus posibles colaboradores.