«Qué bien se está aquí. Parece que estamos en Galicia». Con estas palabras, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, expresaba lo que sentía poco antes de iniciar el recorrido de un tramo del Camino de Santiago existente en la Comunidad de Madrid. En pleno valle de la Fuenfría, en la localidad de la sierra madrileña de Cercedilla, rodeado de altos pinos centenarios y amenizados por la banda de gaiteiros de la Xuntanza de Alcobendas, el mandatario gallego recorrió a pie, junto con su homóloga madrileña, Esperanza Aguirre, y el presidente castellano-leonés, Juan Vicente Herrera, alrededor de un kilómetro de esta desconocida vía con ánimo de publicitarla.
A 603 kilómetros de la capital compostelana, según indicaba el mojón de donde partieron, los tres presidentes autonómicos del PP, ataviados con el bastón y la vieira típica de los peregrinos, firmaron una declaración institucional para la promoción del llamado Camino de Santiago de Madrid. Y aunque este protocolo no obliga a mucho, se comprometieron a cuidar, difundir y potenciar la ruta jacobea madrileña, así como a colaborar con las asociaciones que la promueven. «Para un gallego, estar en este paraje es sentirse como en casa, por el paisaje y porque se vuelve a demostrar que el Camino de Santiago no tiene fronteras», afirmó Feijoo en su discurso, expresado al final de los 77 kilómetros de longitud de esta vía.