Desde el Centro de Transfusión de Galicia invitan a la población a donar sangre con argumentos como que es un procedimiento rápido, indoloro y seguro. Sin embargo, no hay mejor manera de promocionar la solidaridad que escuchar a alguien que siempre que su salud se lo permite acude a hacer su aportación: «Eu animo a moita xente a que vaia, incluso a miña irmá que lle ten pánico ás agullas». Quien habla es María Lampón, una ribeirense que hace unas dos décadas que acude periódicamente a las unidades móviles.
Cuenta que, muy a su pesar, no pudo hacerse donante antes «polo peso, non chegaba aos cincuenta quilos e non me deixaban doar». Sobre las razones que la llevaron a tomar la decisión de ser donante de sangre -también lo es de órganos- asegura que «sempre tiven ganas, eu sei que hai moita falta de sangue», y aunque últimamente no ha podido hacerlo porque tuvo que someterse a una operación, está deseando que vuelva la unidad móvil para ir a donar: «Gústame axudar e póñome no caso de que me poida tocar a min, todo o mundo debería facelo».