La carpintería de ribera consigue que la Marina Mercante apruebe su reglamento

BARBANZA

MARCOS CREO

Se trata de un primer paso fundamental para lograr un sello para la construcción naval en madera

12 dic 2019 . Actualizado a las 20:53 h.

El conselleiro de Economía e Industria, Francisco Conde, estuvo ayer en los Astilleros Catoira de Rianxo. Parecía que se trataría de una visita institucional más para remarcar el apoyo de la Administración al sector, pero resultó que el presidente de la Asociación Galega de Carpintaría de Ribeira (Agalcari), Ramón Collazo, a la sazón responsable del astillero, tenía algo importante que anunciar. Y es que, después de años de pelea y de dificultades, al fin han logrado que la Dirección General de la Marina Mercante apruebe el reglamento para la construcción naval en madera, elaborado hace ya un tiempo con el apoyo de la consellería.

Collazo no ocultaba su satisfacción por haber logrado un primer informe favorable por parte del organismo estatal. Es solo un paso, pero fundamental para lograr una de las grandes aspiraciones del sector: «O amparo da Marina Mercante é importantísimo para conseguir o selo de calidade da construción naval en madeira». El objetivo de todo esto es preservar una actividad que «ten unhas connotacións culturais, artesanais e patrimoniais inmensas».

Distintas embarcaciones

El propio conselleiro tuvo oportunidad de conocer con detalle el trabajo que se desarrolla en astilleros como el rianxeiro. Ramón y Manuel Collazo hicieron de guía mostrándole distintos tipos de embarcaciones realizadas en madera, desde un pequeño bote de Carril que está en fase de construcción hasta un enorme barco bateeiro, y explicándole como de un medio modelo a escala se trazan las plantillas de las cuadernas que se utilizarán en la nueva nave.

Después de las lecciones sobre carpintería de ribera, llegó el momento de que Francisco Conde se mojara por el sector. Aseguró que la Administración trabajará para promover un mayor uso de las embarcaciones en madera y preservar una actividad que supone «un legado cultural e patrimonial, pero que é tamén un sector económico moi importante». Y para sustentar esta afirmación dio cifras, como que la facturación de los veinte astilleros que trabajan con este material facturaron el año pasado diez millones de euros y dieron trabajo a unas 600 personas.

Pese a este compromiso, Ramón Collazo no desaprovechó la ocasión para demandar una mayor implicación y poner sobre la mesa algunas de las reivindicaciones del sector. Reconoció que la carpintería de ribera está en declive, pero añadió que eso no debe ser excusa para que «sufra unha discriminación con respecto ao poliéster e o aceiro, obrigándonos a facer varadas anuais», y reclamó una formación reglada antes de retar a la Administración: «Sería bo construír entre os vinte estaleiros que seguimos funcionando unha embarcación tradicional que sexa orgullo e emblema da cultura galega».