El riesgo para los futbolistas de dar cabezazos al balón: «Me quedan entre dos y seis años de vida»
ENFERMEDADES
El exjugador escocés del Bristol Rovers, Ian Alexander, ha compartido que padece una encefalopatía traumática crónica, una enfermedad neurodegenativa
14 oct 2024 . Actualizado a las 14:09 h.El conocido futbolista del Bristol Rovers, Ian Alexander, ha reconocido, en una entrevista concedida a The Guardian, que padece una encefalopatía traumática crónica (CTE) y que le quedan entre «dos y seis años de vida». Parece que esta afectación neurológica podría tener su origen en los repetidos golpes de cabeza al balón que exigía su profesión. «No pensé en los riesgos. Era mi trabajo, ¿no? Recibiste los golpes, seguiste adelante y volviste. Ahora todo está saliendo a la luz», lamentaba en el diario británico.
El exjugador escocés, que tiene 61 años, sufrió cuatro conmociones cerebrales durante su carrera, que en su mayoría se desarrolló en el equipo escocés. La enfermedad que padece fue diagnosticada en mayo y, desde entonces, su calidad de vida se ha visto deteriorada: sufre ataques de pánico y ansiedad, tiene que seguir una dieta blanda ante el riesgo de atragantamiento y tiene dificultades de memoria. Sin embargo, sus problemas comenzaron años atrás, cuando le impidieron trabajar como pintor y decorador, profesión que mantenía desde su retirada deportiva. «Estaba pintando en un lugar, salía a almorzar y cuando regresaba no tenía idea de dónde debía estar», dice Alexander. «Volvía a la habitación equivocada y comenzaba a pintar en otro lugar. Llegó un punto en el que no podía seguir».
Con todo, ahora reconoce sentirse «afortunado», después de años de confusión por no saber lo que le ocurría. «Hace un par de años fui a ver a unos médicos en Glasgow y les dije que no me sentía bien, que estaba deprimido y tenía ansiedad. Me dijeron que era por la vejez. Lo único que pude escuchar de ellos fue: “Te estás haciendo viejo, te estás haciendo viejo”». En la entrevista, cuenta que su intención es luchar hasta el final.
Alexander compartió también que forma parte del grupo de 35 exfutbolistas que ha tomado acciones legales contra la FA (Asociación Inglesa de Fútbol), debido a las lesiones cerebrales que padecen a raíz de su profesión. Ahora, apunta, su intención es dar a conocer este problema: «No me interesa ganar dinero con ello. Solo quiero que se sepa. Hace unos seis meses estuve con cuatro o cinco exjugadores en el bar. Les estaba contando mis problemas y me dijeron: “Es extraño, me está pasando a mí también”. Deben ser muchos. Solo quiero ayudar a educarlos para que más de ellos busquen ayuda», comentaba.
Durante el transcurso de este litigio, han fallecido ya seis demandantes, entre ellos Joe Kiennar, leyenda del Tottenham Hotspur, que murió a causa de una demencia vascular. Los abogados de los exjugadores presentaron un informe con 8.000 páginas que incluyen tanto registros médicos, como pruebas, para apoyar el motivo de la demanda: que los exfutbolistas padecen lesiones neurológicas irreversibles, entre ellas, demencia, encefalopatía traumática crónica, epilepsia o párkinson.
Otro caso sonado
No es la primera vez que un jugador de fútbol alerta sobre los remates de cabeza. En abril de este año, Raphael Varane, uno de los defensas más destacados del Real Madrid en los últimos años, habló sobre las conmociones cerebrales que sufrió durante su carrera, motivo que le había hecho recomendar a su hijo no dar cabezazos al balón. Precisamente, el doctor Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología, explicó que este tipo de remates son un factor de riesgo para desarrollar una encefalopatía postraumática crónica, un tipo de deterioro cognitivo. El experto contaba en este reportaje que no solo aumenta el riesgo de esta afección, sino también de Alzhéimer. En futbolistas se ha visto que existe un riesgo aumentado de desarrollar demencia en comparación con la población general», decía. Algo especialmente llamativo si se tiene en cuenta que suelen tener una vida saludable, lo que debería reducirlo.
Es más, cuando en el campo se produce un golpe en la cabeza que ocasiona una conmoción cerebral, el cerebro es susceptible a un mayor daño si se produjese un segundo. Por ello, ese jugador debe ser retirado de inmediato. «Una conmoción cerebral o se tiene o no se tiene», respondía en referencia a los síntomas, que son claros. Si existe la duda, se opta por la respuesta afirmativa. Los signos visibles de una situación como esta es que el jugador se mueva de una forma «anormalmente lenta»; se sujete la cabeza con las dos manos; yace inmóvil en el suelo; presenta inestabilidad «cuando está de pie»; se siente aturdido, tiene la mirada perdida en el infinito; pierde el equilibrio con facilidad o presenta movimientos tónicos o convulsiones.
El riesgo a largo plazo de un traumatismo craneoencefálico
¿Qué sucede durante un traumatismo craneoencefálico? En esta urgencia, también conocida como un daño cerebral traumático, el golpe produce una interrupción del funcionamiento normal del cerebro. «Aunque no todos los golpes en la cabeza causan traumatismos, cuando ocurre, y dependiendo de su gravedad, pueden producir desde un breve cambio en el estado mental o la conciencia, hasta períodos más largos de inconsciencia o serios problemas cerebrales después de la lesión», precisaba el presidente de la SEN.
Sin embargo, las consecuencias no solo son inmediatas, ya que hay evidencia de los perjuicios a largo plazo. La asociación entre el daño cerebral traumático y el desarrollo de encefalopatía traumática crónica es de sobra conocida para los neurólogos. DE hecho, algunos estudios concluyen que cerca del 90 % de los casos de esta enfermedad neurodegenerativa se dan en jugadores profesionales de deportes de contacto, especialmente, de boxeo, rugbi, fútbol americano, hockey,artes marciales y lucha libre, disciplinas en la saque el riesgo es mayor que en el fútbol.
Prevenir los golpes en la cabeza, sea cual sea su origen, es fundamental. Sobre todo, a edades tempranas: «En la infancia y la adolescencia, el cerebro está en desarrollo. Es importante no solo a la hora de hacer deporte, sino en general, a la hora de realizar cualquier tipo de actividad, donde la utilización sistemática del casco, del cinturón de seguridad u otros sistemas de seguridad pueden ser vitales para nuestra salud cerebral», concluía el neurólogo.