Sonia Santos, neuróloga: «El propio paciente se culpabiliza cuando sufre una crisis de migraña porque cree que no ha hecho algo bien»
ENFERMEDADES
La doctora hace hincapié en que es una enfermedad más prevalente en mujeres y que la mayor parte de ellas «tienen episodios más intensos, duraderos y con peor respuesta al tratamiento durante la menstruación»
18 nov 2024 . Actualizado a las 18:26 h.La migraña es la enfermedad neurológica más prevalente en España. Más de cinco millones de personas la padecen, de las que un 80 % son mujeres de entre 20 y 40 años, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Si bien los profesionales recalcan que estas cifras podrían ser incluso mayores, ya que se considera que está infradiagnosticada y, además, infratratada.
En palabras de Sonia Santos, neuróloga del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, las características de esta patología pueden verse modificadas según la etapa en la que se encuentre la mujer, «no solo durante la menstruación, sino también en el embarazo, menopausia, con el uso de fármacos anticonceptivos o de terapia hormonal de sustitución; todo parece relacionado con la fluctuación y caída de los niveles de estrógenos». Es uno de los temas que la doctora ha abordado en el II Seminario Lundbeck de Migraña celebrado en Alicante, donde diferentes profesionales han tratado las particularidades de esta enfermedad neurológica en cada capítulo de la vida.
—¿Un cerebro nace siendo migrañoso?
—Yo creo que sí. El cerebro nace con migraña y hacerlo significa que tiene mucha dificultad para adaptarse a los estímulos, tanto internos como externos. Los primeros pueden ser los cambios hormonales, en el horario de comidas o de sueño. En cuanto a los externos, variaciones meteorológicas o una luz muy intensa. Alguien que no tiene migraña le puede molestar la luz, pero se adapta; un paciente con migraña le molesta mucho más, le cuesta más adaptarse e incluso esa luz le puede llegar a desencadenar un ataque. Así que sí, el cerebro nace con migraña.
—Habla de factores desencadenantes, ¿qué diferencia hay entre estos y los denominados síntomas premonitorios?
—Cuando un paciente tiene un ataque de migraña decimos que no solo tiene dolor, sino que 48 horas antes puede empezar con estos síntomas premonitorios que nos indican que el ataque ha empezado. Pueden darse en forma de alteración del ánimo, irritabilidad, bostezos, apetito de cosas dulces. Y como nos vamos acercando al inicio del dolor, el paciente te cuenta que siente una rigidez en el cuello, le molesta la luz, los ruidos, y que ya empieza a tener molestias. Eso ya forma parte de la crisis.
En cambio, el factor desencadenante, es que tú te expones a ese factor en concreto y se desencadena la crisis. Por ejemplo, en el caso de los alimentos, tres horas después tienes el ataque de migraña. Esa es la diferencia, los síntomas premonitorios ya forman parte del dolor.
—¿Los factores desencadenantes pueden combinarse, no tienen por qué ser solo uno?
—Eso es. Hay factores desencadenantes que son muy comunes a todos los pacientes con migraña. Sin ninguna duda el estrés es el más frecuente y lo sufre casi el 80 % de los pacientes; junto con las alteraciones hormonales en el caso de la mujer. Hay una gran variabilidad entre los pacientes e incluso en cada caso particular. Cuando un paciente asegura que su migraña ha mejorado, posiblemente se deba a que ese factor desencadenante ha dejado de generarla. Pero sí, suele ser la suma de varios factores lo que lleva a desencadenar un ataque. Por ejemplo: hoy he dormido mal, tengo mucho estrés porque tengo un examen, me he tomado tres copas de vino porque no sabía cómo gestionar el estrés y entonces tengo migraña. Pero eso no quiere decir que siempre el vino me vaya a generar un ataque. Eso es lo que vuelve locos a veces a los pacientes y que nos cuesta un poco educar.
—Ha mencionado los cambios hormonales en el caso de la mujer. ¿Podría decirse que existe la migraña menstrual?
—Hay una entidad que es la migraña menstrual pura que la sufren aquellas pacientes que ya tienen dolor desde dos días antes del inicio del sangrado hasta dos días después. Está recogida en la clasificación de las cefaleas, pero no como una entidad independiente. No obstante, es verdad que existen mujeres que, coincidiendo con la menstruación, tienen más días de dolor. El concepto de migraña menstrual pura tiene unos criterios diagnósticos que a día de hoy todavía no han sido avalados como para meterlos en el cuerpo de la clasificación, pero eso no quita que la mayor parte de las mujeres tengan crisis más intensas, duraderas y con peor respuesta al tratamiento durante la menstruación.
Entre el 18 y el 25 % de las mujeres tienen migraña durante la menstruación y entre el 8 y el 13 % describen su primera crisis de migraña durante el climaterio.
—¿Esas crisis de migraña mejorarían con la llegada de la menopausia?
—Nunca le decimos a la paciente que se va a curar porque no siempre ocurre. De hecho, hasta que se llega a la menopausia, son cinco o diez años en los que la mujer está francamente peor. Iguala a las migrañas de adolescencia en cuanto a frecuencia y síntomas asociados. Es verdad que la gran mayoría, sobre todo cuando hay un componente hormonal, mejoran con la menopausia; pero no todas. Hay pacientes que debutan en esta etapa y ya es un reto diagnóstico en cuanto a tratamiento, porque ya suelen sufrir enfermedades asociadas y tienen polimedicación.
—¿Es una enfermedad infrarrepresentada en los hombres?
—La migraña es una enfermedad de la mujer. A día de hoy el sexo masculino está infrarrepresentado en todos los ensayos clínicos. Un 10 % de la población son varones que tienen migraña y es verdad que al varón, por lo que sea, se le presume que va a quejarse menos de dolor. Esa parte emocional se le permite más a la mujer que al hombre y además, están infrarrepresentados.
La duración media de las crisis de migraña es menor en el varón (32,1 horas) que en la mujer (36,7 horas y 44,4 horas en la menstruación). En ellas, se asocia con más frecuencia fotofobia, sonofobia, náusea y percepción anormal del dolor, mientras que el aura es más frecuente en hombres.
—¿La migraña es solo un dolor de cabeza?
—Para nada. El problema de la migraña es que cuando valoramos al paciente, estudiamos como está en su trabajo, en su casa, con su familia y en su vida social. Se ha descrito y estudiado el estigma, cuando prácticamente hasta ahora no se había hecho. Sabemos que uno de cada cuatro pacientes con menos de cuatro días de dolor de cabeza al mes, de tipo migrañoso, tienen ya el estigma a menudo o muy a menudo. Puede ser autopercibido. Es decir, es el propio paciente el que o se culpabiliza porque cree que no ha hecho algo bien por tener un ataque, cree que no va a ser capaz de afrontar un reto en su trabajo, o incluso no tiene hijos porque les aterra (en el caso de las mujeres) que empeoren durante la gestación. Al igual que les da miedo tener que gestionar la crianza con esas crisis. También hay un estigma laboral y familiar, de la pareja o los hijos, que no siempre entienden lo que conlleva la enfermedad. La combinación de todos estos tipos de estigma provoca que muchos pacientes a veces ni siquiera consulten o no quieran ir al médico para no exponerse a la sociedad a decir que tienen migraña.