El autor de los tiros fue condenado a ocho años de prisión
29 ago 2019 . Actualizado a las 10:23 h.Que el furtivismo es una lacra inmemorial lo constata un repaso por las hemerotecas, en las que abundan graves casos que acabaron en sucesos luctuosos. Tal día como hoy, las páginas de La Voz de Galicia daban cuenta del fallecimiento de un mariscador ilegal en A Ribeiriña (A Pobra) por dos tiros de escopeta disparados por el entonces patrón mayor, que luego sería condenado a ocho años de prisión por estos hechos.
El día amaneció temprano en las proximidades de una antigua fábrica de madera. En medio de un maizal se encontraba el cadáver de Rafael Alonso Romero, de 26 años de edad, que residía muy cerca del lugar de los hechos.
Los vigilantes de la Cofradía de Pescadores de A Pobra acudieran a medianoche por mar, a bordo de una lancha, y por tierra, en un todoterreno, donde cada día se encontraban con grupos de mariscadores ilegales a los que no lograban arredrar para que cesasen en la extracción de la almeja que producía un banco natural próximo que aún hoy administra el pósito de O Caramiñal.
Un grupo de cuatro furtivos, al ver la embarcación, abandonó la playa, y ya en tierra, vio como se acercaba un vehículo provisto de un reflector, por lo que se escondieron en un maizal. Dos disparos rompieron el silencio de la noche e inicialmente nadie era consciente de lo que había ocurrido, hasta que los acompañantes de Rafael Alonso y los vigilantes de la cofradía, con el patrón mayor, Jesús Fernández, al frente, constaron la gravedad del suceso.
Los furtivos declararon entonces que todo se debió a una emboscada y que no tuvieron tiempo ni para protegerse, mientras que el personal de la cofradía esgrimió que los disparos de la escopeta que portaba el dirigente del pósito fueron en defensa propia, después de que uno de los vigilantes fuese golpeado con una piedra.
El tribunal apreció legítima defensa, pero no perdonó el ánimo de matar de quien disparó el arma a corta distancia de la víctima y fijó una condena de ocho años.