La hostelería capea la crisis del covid con pedidos para llevar y sorteos

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Pese a sus esfuerzos, el sector reconoce que la situación es muy complicada

03 dic 2020 . Actualizado a las 13:06 h.

Reza el dicho que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pongas las tuyas a remojar, y el cuento se lo ha aplicado la hostelería de Barbanza, principalmente la de Ribeira, que desde hace semanas mira de reojo a lo que sucede en otros puntos de Galicia afectados por cierres perimetrales y el cese total de su actividad salvo los pedidos para llevar. Mientras en las principales localidades gallegas se suceden las manifestaciones del sector, aquí va capeando el temporal del covid. Eso sí, a base de esfuerzo y de mucha inventiva, y aún así la situación no está para echar cohetes.

La amenaza de restricciones duras en Ribeira preocupó a la hostelería de toda la comarca, y aunque no falta quien crea que mejor les iría si les obligasen a cerrar y les diesen ayudas como las creadas en el primer estado de alarma, lo cierto es que muchos agradecen poder seguir trabajando, aunque no ocultan su preocupación. Es el caso de Fran Rey, al frente del Arena: «Estás á expectativa do que pasa en outros sitios e do que pasa aquí, porque en Boiro están subido os casos e non sabemos que pasará no futuro». Pese a esto, a las reducciones de aforo y al horario limitado, van capeando la situación, en su caso con una propuesta que denomina O Tardeo, con actuaciones de pinchadiscos a partir de las siete de la tarde para animar el local los fines de semana, y con los pedidos de comida para llevar: «Non hai moito máis que poidamos facer porque estamos moi limitados».

Otros establecimientos de Boiro, como A Batea de Juan, siguen regalando a sus clientes una tapa de jamón ibérico valorada en casi 20 euros por la consumición de una botella de determinados vinos, mientras que en el Gin Lab de Alberto Gutiérrez, Guti, los pedidos a domicilio compensan la pérdida de aforo en el local: «Os fins de semana enchemos, mentres non nos pechen de todo polo menos cubrimos gastos». Con todo, reconoce que las restricciones les afectan: «Ten que primar a saúde, pero o recorte de aforo e o toque de queda complícanos moito traballar. Con que nos deixaran ampliar un pouco o horario poderiamos facer quendas de cea e duplicar os clientes».

Nuevas propuestas

Tampoco se queja Nacho Gago: «Non traballamos nin a metade que o ano pasado a estas alturas, pero coa comida para levar vainos bastante ben. Son tempos complicados e haise que ir adaptando». En El Matadero, tienen una propuesta que les está ayudando a superar el bache de la crisis sanitaria: menús temáticos los jueves por la noche, en los que ofrecen desde platos asturianos a comida mexicana, americana o japonesa. Y también realizan sorteos a través de las redes sociales, el último, de un chuletón: «É unha forma de darnos a coñecer a máis xente». Esta fórmula también la han adoptado en establecimientos de otros municipios, como en Rianxo, donde se rifa un completo desayuno.

Sin embargo, a pesar de todo este esfuerzo, el sector está atravesando un mal momento, y no parece que la situación vaya a mejorar a corto plazo tal y como se presenta la Navidad: «Lo peor está por venir, el invierno aquí es muy duro y con lo que facturábamos en diciembre aguantábamos», señala Antonio Durán, que explica que el año pasado a estas alturas en Alján ya tenían todo reservado para las fiestas.

Las restricciones lastran su actividad: «El 40 % de lo que facturamos son banquetes y llevamos sin hacerlos desde marzo», apunta, a lo que añade: «La sensación de ir tirando no quiere decir que nos vaya bien».

«Estamos abertos, pero facturar non facturamos nada»

Los municipios de Barbanza son de los pocos que se van librando del cierre perimetral, que acarrea también la suspensión de la actividad hostelera, pero eso no significa que el sector no viva asfixiado por las restricciones. De hecho, algunos, como Antonio Lijó, ven muy negro el futuro: «Oxalá estiveramos pechados para polo menos coller algunha axuda polo peche de actividade. Estamos abertos, pero facturar non facturamos nada».

A ello se suman los desembolsos fijos de cualquier establecimiento como el Plaza ribeirense, y Lijó empieza a enumerar desde los salarios de los empleados a la cuota de autónomos, los impuestos o las facturas: «Hai uns gastos fixos dos que non te podes saír e iso liquídache. Temos que traballar a un terzo da nosa actividade, pero gastos temos os mesmos». Los brotes de coronavirus que llevaron al municipio al borde del cierre perimetral tampoco ayudaron demasiado a animar a la clientela, y eso se hizo notar en los locales de hostelería: «A xente está asustada, e a ameaza do peche alarmou moito, hai clientes que deixaron de saír á rúa por iso, pola semana non hai ninguén».