Qué tiempos tan felices

José Vicente Domínguez
José Vicente Domínguez LATITUD 42°-34?, 8 N

BARBANZA

29 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El finado Matt Monro cantaba Qué tiempo tan feliz. Y también había una cumbia que decía: «Aquello si que eran fiestas, comiendo pan con guayaba», pero no recuerdo de quien era. De cualquier manera, ni el Partido Popular ni el PSOE estaban entonces en la política española. El PSOE ya existía en la clandestinidad; y el PP era un nonato. Pero estoy seguro de que los veteranos talluditos que sobreviven en la política, tanto unos como otros, cantaban Qué tiempo tan feliz y disfrutaban de la pegadiza cumbia que hablaba de la guayaba, aunque no supieran como era la sabrosa fruta. Y siempre pasará lo mismo. A los políticos no les interesa la memoria atávica.

Cuando los ahora nacionalistas del PP gallego reivindican competencias al Gobierno central, prefieren no acordarse de cuando el PP gobernaba en España y todos ellos, al alimón, gritaban en contra de cualquier reforma estatutaria: ¡Reforma del Estatuto de qué! Con la misma flema que el emérito cuando fue preguntado en Sanxenxo si pensaba disculparse.

Entonces, en aquellos tiempos tan felices de convivencia entre don Manuel y don Alberto al alimón con Aznar y Rajoy, se dejaba que el tiempo arreglase o pudriese las cosas, practicando el cacator cave malum. Sí; para quien lo desconozca, era una leyenda que se ponía en las letrinas públicas de los romanos que, como se sabe, hacían sus deposiciones en grupo. ¿Reforma del litoral dice usted? Deje las letrinas como están. Siempre estuvieron ahí y no molestan a nadie. ¿Me puede decir para qué quiere modificar la Ley de Costas de 1988? Los dueños de los almacenes y despojos desocupados durante décadas tienen que seguir siendo dueños. Eso de que ocupan un espacio de dominio público es cosa de comunistas bolivarianos. Si no lo usan ahora, ya lo harán cuando les interese, que por algo es suyo desde siempre.

Por esta forma de pensar y por otras cosas, desde la Xunta de Galicia consideran que el Real Decreto 668/2022 de 1 de agosto, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, es «un ataque a las empresas del mar».

Menos mal que el sector no se deja manejar por alarmismos intencionados y sabe que el decreto va encaminado a limpiar de cacator cave malum el litoral de España, ya que los diferentes gobiernos pasados no lo han hecho. Y si la Xunta quiere las competencias del litoral para hacer de su capa un sayo no tendrá más remedio que modificar el Estatuto, al igual que lo hicieron otras autonomías con inferior rango autonómico que la nuestra. Y ¡hala que no tuvieron ocasiones propicias para hacerlo en tiempos de lo que daba en llamarse «gobiernos amigos»!. Y ahora con el PSOE lo pueden hacer sin que ello signifique que España se vaya a romper.

Pónganse manos a la obra y no esperen hasta que vuelva aquel tiempo tan feliz de compadreo político y fiestorra, en el que se comía pan con guayaba. No podemos volver a los cacator de los romanos, porque, con la nueva ley, el litoral ya no puede ser más el depósito de nuestros desechos.