Cipriano Crujeiras, el técnico que le inculcó su pasión por el baloncesto a cientos de niños en Ribeira: «Cuando algo te apasiona lo haces con más ganas»

Carlos Peralta
C. Peralta RIBEIRA

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Centenares de jugadores de Barbanza empezaron a jugar al baloncesto gracias al empeño de este apasionado de la canasta

27 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre hay una primera vez para todo. También en el deporte, claro. En el caso del baloncesto, centenares de niños tienen en su recuerdo a una misma persona: Cipriano Crujeiras Muñiz (Ribeira, 1972). Desde su tienda de alimentación en la capital de Barbanza atiende a La Voz de Galicia. Entra una clienta y, aprovechando que el tema del baloncesto está sobre la mesa, recita de memoria los nombres de sus nietos. Les entrenó a todos ellos. Y, como a ellos, a muchos más. Cipri dedicó más de 20 años a la formación de chavales. Muchos comenzaron en las escuelas municipales para pasar más adelante a la estructura del Club Baloncesto Ribeira. «Este deporte inculca valores como el del esfuerzo, que lo tengo muy presente en mi vida», remarca el ribeirense, que compaginó durante todo este tiempo la atención de su tienda con los entrenamientos con el deporte base.

Todo empezó en el Limpiezas Dorna, un equipo que participó en la liga municipal ribeirense y del que salieron grandes nombres del baloncesto de la comarca, como Richi Sampedro o Gonzalo Rodríguez, actual mano derecha de Moncho Fernández, entrenador del Monbus Obradoiro. Otro Moncho, Muñiz, directivo del Baloncesto Ribeira, se encargó de reclutarle para el club. No como jugador, aunque destacara como triplista, sino como delegado. Su afán por organizar las canastas, los balones y mucho más le hizo intuir que podía desenvolverse de maravilla como delegado. «Lo hice todo porque siempre me gustó. Cuando algo te apasiona lo haces con ganas», asegura Crujeiras, que se encargó de gestionar las fichas, dialogar con los árbitros y tomar buena nota de todas las estadísticas de sus jugadores para ayudar al cuerpo técnico.

Décadas como técnico

Pronto consiguió formarse como técnico. Su labor fue esencial para que muchos jóvenes conocieran el baloncesto. Coroso, A Fieiteira o Palmeira. Cipri entrenó en cualquier rincón de Ribeira que contara con canastas. El entusiasmo inicial de los jugadores de las escuelas municipales tenía su continuidad en el Club Baloncesto Ribeira. Muchos de ellos recorrieron todo ese camino de la mano del extécnico ribeirense. En la base del conjunto de Barbanza entrenó a un sinfín de equipos de categoría masculina y femenina. «La pasión siempre fue la clave. Me moví mucho de aquí para allá, también por Santiago o Vilagarcía», rememora aquel chaval que comenzó a jugar al baloncesto en la canasta que existía al lado de su casa, junto a la antigua sede del Náutico de Ribeira en la rúa Insúa.

Su madre, Maricarmen Muñiz,  fue para él un apoyo fundamental. Siempre se esforzó mucho e hizo por echarle horas en la tienda para que su hijo pudiera entrenar con tranquilidad. Tras su jubilación, Cipri dejó el baloncesto a un lado. En su cariñoso trato a sus clientes queda la huella de un entrenador que supo transmitir a los jóvenes su pasión por el baloncesto.