Más de dos mil kilómetros para recoger a un perro mayor del que se enamoró por Facebook

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

A la nueva dueña del can le encanta tirarse con él en el sofá para darle largas sesiones de mimos.
A la nueva dueña del can le encanta tirarse con él en el sofá para darle largas sesiones de mimos. CEDIDA

Marta Beltrán y su pareja vinieron a buscar a Dalí tras perder a su mascota hace unos meses

12 abr 2024 . Actualizado a las 15:33 h.

Lo más bonito de la amistad es saber adaptarse a las necesidades del otro. Saber ofrecer un abrazo o unas palabras de ánimo marca la diferencia cuando se trata de dar cobijo emocional a un ser querido que deposita su confianza en alguien más en busca de uno de esos achuchones que quitan las penas. Este tipo de relaciones, por su condición de puras y desinteresadas, también se dan entre animales de diferentes especies.

La catalana Marta Beltrán no duda ni un segundo del vínculo con su perro Dalí cuando alguien le pregunta por sus compañeros de vida. No es para menos, pues lo de esta amante de los animales con su mascota fue un amor a primera vista a través de las redes sociales.

Recuerda que hacía tan solo unos meses que se había despedido de su anterior amigo de cuatro patas y que a pesar de que no quería meter ninguno más en casa por el momento, no pudo resistirse a preguntar por Dalí cuando lo vio en Facebook: «Tenía la misma carita que el otro, era un angelito, así que cubrí el formulario».

Los días de incertidumbre sin saber si tendría la suerte de llevárselo con ella se sucedieron hasta que entró en contacto con María del Carmen Folgar, gestora de la perrera de Ribeira: «Me dijo que no podían trasladarlo hasta aquí así que nos lanzamos a ir a buscarlo en coche». La adoptante y su pareja recorrieron más de 1000 kilómetros para recoger al can: «Tardamos alrededor de 12 horas teniendo en cuenta las paradas para descansar y cambiar de conductor».

Malas condiciones

Todo esfuerzo tiene su recompensa, y la suya fue encontrase en persona con la cara del pequeñín que les había robado el corazón. Allí tuvieron la oportunidad de conocer un poco más de su historia, que hasta llegar a su nueva familia no había sido nada fácil. Desde la protectora trasladaron a la catalana que el animal había sido encontrado después de varios avisos de algunos vecinos de Ribeira de que deambulaba solo por el monte.

El estado en el que fue hallado partiría el corazón a cualquiera, pues Dalí estaba aterrorizado y contaba con lesiones mal curadas en las patas traseras. Sobre la vida que llevó anteriormente solo existen incógnitas, pero hay detalles que demuestran que no había conocido el cariño hasta que se lo llevaron a Cataluña: «Cada vez que coges la escoba en la mano o algún tipo de palo se muere del miedo».

Su edad también es otro misterio, ya que a pesar de ser muy juguetón y cariñoso la flacidez de la piel y el pelo blanco que adorna su cara indican que podría rondar los ocho años. Por fortuna las cosas han acabado bien para el peludo, que en la actualidad ya se ha acostumbrado al contacto humano e incluso se lleva bien con otros animales: «Las primeras caricias agachaba la cabeza, no sabía que era que le diesen amor».

Otra de las cosas que sorprendió a la adoptante fue que el peludo se volvía loco cada vez que veía el cubo de la basura, al que se subía para intentar engullir lo que pudiese. «Este perro ha pasado mucha hambre eso lo tenemos claro. Ahora ya sabe que hay de todo en casa y que siempre va a encontrar comida en su cuenco, ya está más tranquilo».

Beltrán tiene claro que este pequeñín ha llegado a su vida para hacerla mejor, sin importar de que ya no se trate de un cachorro: «Todo el mundo quiere a los perritos cuando son adorables, pero estos mayores también tienen mucho amor de que dar».

Con el cariño de su nueva familia como medicina, Dalí ha vuelto a ser un can cuya mayor preocupación es tirarse en la terraza a tomar el sol con la barriga llena.