Llenar minutos de televisión charlando sobre hambre y dignidad resulta sumamente fácil cuando nunca se ha tenido ni la una ni la otra
16 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hablar de dinero es sencillo cuando uno no hace magia cada fin de mes. Llenar minutos de televisión charlando sobre hambre y dignidad resulta sumamente fácil cuando nunca se ha tenido ni la una ni la otra.
En la sociedad más avanzada de la historia en lo que a tecnología se refiere, los atrasos económicos forman parte de un gran número de familias que escuchan como les dicen que ganar 1.000 euros al mes es un sueldo digno. Tienen que oírlo con tres o cuatro bocas a su cargo y en medio de sus malabares para pagar el alquiler, la comida, los impuestos y sacar tiempo para ocultar la situación por la que están pasando.
Las subvenciones son una de las formas de ocultar el problema de base. Cualquiera que piense que de ayudas se puede vivir, está invitado a tratar de subsistir con 250 euros al mes, a ver cómo se lo pasa. Siempre hay excepciones, pero cualquiera de los que recibe esos apoyos preferiría estar trabajando. No son y nunca serán la solución al problema y, aún encima, se usan como herramienta política tan insípida como simple.
Ganar 1.000 euros al mes no es digno y no debe serlo. Que se lo digan a una pareja joven que quiere independizarse. Responderán que con eso a final de mes no pueden, que no dan los números. Cierto es que las cuentas siempre acaban saliendo, pero no sin el apoyo de las familias.
No debe decirse que una persona no tiene dinero porque no quiere trabajar, o porque es una vaga, o porque no se atreve a emprender. Aunque no guste pensarlo, la cosa está mal para más gente de la que parece. Y hay quien tiene el valor de hablar de dignidad.