Eli Triñanes, maestra y ejemplo en la escuela de la navegación y de la vida

Ramón Ares Noal
MONCHO ARES RIBEIRA

BARBANZA

CEDIDA

Hoy falleció y cuando se escuchaban caer lágrimas como gotas de lluvia en una tarde gris de invierno, su paraíso la despidió con un soleado amanecer

26 dic 2024 . Actualizado a las 17:25 h.

La vida nos da regalos que vamos encontrando por el camino, muchos de los cuales no valoramos porque convertimos el tránsito en rutina, como si lo que hallamos fuese una simple capa de asfalto sobre la que viajar sin traqueteos. Los mayores agasajos son personas de las que aprendes, que aportan a tu personalidad, que te contagian vitalidad y entrega; seres transparentes, sinceros, íntegros, sin filtro a la hora de hablar claro… pero que te rompen cuando dejan de ser ese apoyo físico, pero pasan a formar parte de ti, de tu memoria, en el camino que aún te queda por recorrer.

Eli Triñanes probablemente sea más conocida fuera que en su Cabo de Cruz natal, incluso diría que en Boiro… y hoy se fue, pasando a formar parte de la memoria, del camino que falta por recorrer, de la travesía que queda por navegar a las innumerables personas que a lo largo de los últimos treinta años han pasado por el Centro Internacional de Navegación de Arousa (CINA), cuyas instalaciones se encuentran al lado de la playa de A Ladeira do Chazo, paraje que un día hizo de nexo entre ella y la entidad, un enlace que se mantuvo perenne hasta su último respiro.

Ella, sin dar clases teóricas ni prácticas de navegación a vela, enseñó a muchísimas personas a trimar velas, cazar escotas y mantener el rumbo fijo con su capacidad para elaborar los mejores platos de cocina casera y poner a andar a instructores y alumnos para que el CINA, además de escuela de navegantes, fuese escuela de vida. Pocas personas han sabido transmitir el amor por su paraíso vital como hizo ella con muchos que acabaron tan prendidos de este rincón del norte de la ría de Arousa que lo eligieron para emprender una nueva vida.

Pero Eli Triñanes era más que la responsable de la cocina del CINA, porque en su vida profesional ejercía de representante sindical de su colectivo, papel hecho a su medida, porque tenía carácter para defender a sus compañeros y también para reprenderlos, si era necesario, pero más aún para defender sus derechos.

Cuando le diagnosticaron la enfermedad y le confirmaron la gravedad de la misma, se encorajinó todavía más y advirtió a los que la lloramos que la enferma era ella y que había que estar sanos y con moral para ayudarla a luchar contra los pesimistas pronósticos, fue ella la que cogió el carro y contagió a su entorno para afrontar lo que parecía inevitable. No desfalleció, ni siquiera tras las sesiones de terapia, si acaso se permitía un descanso para recobrar fuerzas.

Hoy falleció y cuando se escuchaban caer lágrimas como gotas de lluvia en una tarde gris de invierno, su paraíso la despidió con un soleado amanecer que dio paso a un día como aquel que disfrutaba en A Ladeira do Chazo cuando el CINA la conquistó para hacer felices a unas cuantas generaciones de navegantes.

Los restos mortales se encuentran en el Tanatorio Santa Eulalia de Boiro. Saldrán mañana viernes, a las 16.00 horas, hasta la iglesia de O Castro, donde se oficiará el funeral y posterior entierro.