La obviedad de que todos los Caminos de Santiago rematan en la provincia coruñesa implica también que las posibles deficiencias se hacen sentir más en ella, precisamente porque la provincia hace de caja de resonancia. En estas Navidades prácticamente dejadas atrás se ha vivido un sentimiento nuevo porque los números han inundado de optimismo tanto a la Xunta (vía Xacobeo) como al sector privado, y unos y otros han usado esa palabra que gusta bien poco a los peregrinos auténticos y a las asociaciones de amigos, que se han convertido en el alma del Camino: récord. La atmósfera que se respira en Compostela es que la meta para este neonato 2025 no es otra que conseguir que se expidan unos cientos de compostelas más y superar el medio millón. Pero esa visión reduccionista esconde otros problemas, algunos en trámite de solución.
Albergues. De aquel puñado de instalaciones que había en 1993 se ha pasado, en algunos sitios, a una auténtica inflación. Pero incluso así en Galicia quedan dos tramos en los que son necesarios más: en el Camino Primitivo entre A Fonsagrada y Lugo y quizás en la Prolongación a Fisterra y Muxía, con el debate inconcluso de si hace falta uno más entre Olveiroa (Dumbría) y Cee.
Hostelería. Es el gran desafío. En el sector abunda el trigo y la paja, hay calidad y hay establecimientos de puro combate. Cómo clarificar ese panorama es un debe en el mundo jacobeo. Encima las redes han enmarañado todo, y las fakes y agravios falsos abundan en Facebook, que es el ágora del mundo peregrino con mucho más de un centenar de grupos.
Menos asfalto. Los tramos de asfalto en la provincia y fuera de ella son peligrosos por razones obvias. Ha quedado evidente que si existe voluntad política se puede diseñar una senda paralela, como ha sucedido en Mesón do Vento (Ordes), como está sucediendo en estos momentos en Abegondo y como va a suceder en Miño entre Ponte do Porco y el puente gótico que lo une con Paderne. El tramo del Camino Portugués desde antes de A Escravitude debe ser el siguiente, junto con los kilómetros que separan Mar de Ovellas de Pontemaceira (Ames).
Y que la Iglesia se aclare. ¿Son ciertas las últimas declaraciones de que con tal de hacer 100 kilómetros por cualquiera de los caminos que ella reconoce, incluidos fuera de España, ya concede la compostela? Porque ha reconocido falsos caminos, sin historia alguna, y sin siquiera hablarlo con la Xunta de Galicia, donde, pidiendo el anonimato, hablan de deslealtad.
El punto final lo pone un estudioso del fenómeno jacobeo, el compostelano de adopción Manuel F. Rodríguez: «Hai que volver a esforzarse na recuperación dos significados histórico-culturais do Camiño, que son dunha dimensión europea». Y en ello insiste igualmente Francisco Singul, miembro del Comité Internacional de Expertos: «Os Camiños teñen que manter a súa identidade xacobea no 2025, para o que será necesario moito rigor histórico se se fala de admitir novas supostas rutas compostelás e, ademais, hai que procurar a conexión en Europa de todo o trazado que está oficialmente recoñecido».