Solo falta que nos digan que a las agujas les ha pasado como a los cañones del cuento de Gila, que vienen sin el agujero
27 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Si malo es un virus que nos lleva por el camino de la amargura porque nos ha alejado de nuestras costumbres, de personas a las que queremos, de aquella felicidad que nos parecía rutina y que tanto echamos en falta, y, lo más importante, que amenaza nuestras vidas, no alivia nada la ceremonia de la confusión a la que nos someten constantemente aquellos que deben esforzarse especialmente en hacer más llevadero este calvario a quienes hemos depositado nuestra confianza en ellos.
Confunde que, ahora, algunos ayuntamientos que soportan en sus espaldas la pesada losa de casi dos meses de duro cierre, sean metidos en el mismo saco del casi confinamiento general cuando la progresión de sus datos de contagio iba por buen camino y se acercaban a niveles mínimos. Por contra, acaban de endilgar al menos otras tres semanas de inactividad (o actividad a medias) a la tortura china que ya sufren en estos municipios la hostelería, el comercio, las instalaciones deportivas privadas... una infinidad de autónomos y pequeños empresarios que tienen por delante un futuro incierto y que no encuentran amparo en esa Administración cuyos representantes se llenan la boca hablando de ayudas, cuando estas no llegan para aliviar el pago de tributos, consumos y alquileres, pero eso sí, justificando unas pérdidas que, de alcanzarse, supondrían una quiebra segura de muchos negocios.
Confunde que mientras se propone para sanción a una persona que, por equivocación, lleva la nariz fuera de la mascarilla transitando por una calle de Ribeira, veamos a un cargo público dando una rueda de prensa, ante todos los medios, sin esa protección, aunque guarde la distancia de seguridad, aunque esté detrás de una mampara de protección. Que las autoridades usen mascarilla, aunque sea innecesaria, es una forma de transmitir un mensaje a favor de su empleo.
Confunde que se aleccione con rigor a los ciudadanos que ya no saben a qué atenerse con este loco baile de la yenka en el que se han convertido las normas y no se adopten medidas contundentes con comunidades que se las pasan por el arco del triunfo.
Confunde que se anuncie la llegada de las vacunas para todos y pensemos horrorizados que ya solo falta que nos digan que a las agujas les ha pasado como a los cañones del cuento de Gila, que vienen sin el agujero, porque ya han ocurrido suficientes cosas como para concluir que es mejor no pensar en cuándo nos tocará, porque igual no fallecemos de covid, pero sí de viejos.
No confunden los políticos, porque ya sabemos que, como siempre, primero son ellos.