La ranita que sobrevivió al cambio climático

R. R. REDACCIÓN

BIODIVERSA GALICIA

CSIC

Un equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha descubierto que su mayor tolerancia al frío y capacidad de dispersión permitió a la minúscula especie sobrevivir a las glaciaciones del Cuaternario

20 feb 2019 . Actualizado a las 10:37 h.

Es diminuta, casi inapreciable. Mide apenas entre cuatro y cinco centímetros y, pese a su pequeño y frágil cuerpo, es una auténtica campeona de la supervivencia. Ha logrado sobrevivir a las distintas glaciaciones del Cuaternario, ocurridas en los últimos 800.000 años, para permanecer hoy en día con una amplia distribución por toda la península. Es la ranita de San Antonio, de nombre científico Hyla molleri, cuya capacidad de resistencia asombra a los científicos. Es lo que acaba de probar un equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Évola que han descubierto que, frente a lo que ocurrió con otros anfibios, la ranita de San Antonio logró resistir los cambios climáticos del último ciclo glaciar. La investigación se publica en Journal of Biogeography.

Como el mismo equipo había documentado en estudios previos, las extinciones causadas por las glaciaciones no se produjeron solo en el norte de Europa, sino que también afectaron a poblaciones del norte de España. Hubo períodos especialmente desfavorables durante el último período glaciar, hace unos 20.000 años, que afectaron a especies como el gallipato o el sapo de espuelas, que perdieron buena parte de su diversidad genética. Sin embargo, la ranita de San Antonio mantiene altos niveles de diversidad genética en zonas tanto al norte como al sur de su área de distribución y no parece que los cambios climáticos de los últimos 140.000 años en la península la hayan afectado.

Aparentemente, su mayor tolerancia a condiciones frías y su capacidad de dispersión, en comparación con otras especies de anfibios con las que coexiste habitualmente, la ayudaron a sobrevivir con éxito en su refugio glaciar ibérico. «Esta pequeña rana ha evitado grandes extinciones, así como las pérdidas de diversidad genética, que empeoran la situación actual de otros anfibios típicos de ambientes mediterráneos», explica el investigador del MNCN Íñigo Martínez-Solano.

Uno de los factores que condiciona la respuesta de las especies a los cambios climáticos es su capacidad de dispersión. Y la pequeña ranita ha demostrado que tiene mucha.