Frenar el cambio climático también se cosecha

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BIODIVERSA GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

El trabajo de agricultores y ganaderos tiene consecuencias. Estimular las prácticas beneficiosas con el medio ambiente que frenen el cambio climático es otro de los grandes objetivos de la PAC

31 mar 2022 . Actualizado a las 16:35 h.

Cualquier cosa que hagamos tiene consecuencias en el clima. Eso es lo que trata de recordar el Día Mundial del Clima que se celebra todos los 26 de marzo. Es por ello que todos, también agricultores y ganaderos, pueden aportar su grano de arena en esa batalla por frenar las consecuencias adversas que esas prácticas puedan tener en él. Ese es además uno de los principales objetivos que trata de cosechar la política agraria común (PAC) desde el año 2013. De hecho, en el marco presupuestario 2014-2020 ya destinó más de un cuarto de su presupuesto a frenar el cambio climático y adaptar los cultivos o los manejos a esos giros que se están produciendo en el entorno y que tienen consecuencias como plagas o cambios en la producción de las plantas. La cuestión es que el Tribunal de Cuentas Europeo, en un informe especial hecho público el año pasado, advertía de que las acciones llevadas a cabo por la PAC en ese período no habían logrado el objetivo deseado. De hecho, en su informe, apuntaba que «a pesar de que los objetivos climáticos son ahora más exigentes, las normas de condicionalidad y las medidas de desarrollo rural han variado poco con respecto al período anterior. Por tanto, estos regímenes no incentivaron a los agricultores para que adoptaran medidas eficaces de mitigación del cambio climático. Aunque, supuestamente, el régimen de ecologización debía mejorar los resultados medioambientales de la PAC, su repercusión en el clima ha sido marginal». De ahí que instaran a la Comisión Europea e adoptar, entre otras cosas, «medidas para lograr que la PAC reduzca las emisiones procedentes de la agricultura y medidas encaminadas a reducir las emisiones de suelos orgánicos drenados cultivados».

Ahora la nueva política agraria común, que comenzaría a aplicarse a partir del 2023, trata de seguir los consejos del Alto tribunal y corregir los errores cometidos con anterioridad. Los ecoesquemas, una de las grandes novedades de la PAC para el nuevo período, recoge precisamente una serie de prácticas respetuosas con el clima que incentivarán a aquellos agricultores que las practiquen. En los planes estratégicos diseñados por cada estado vienen prácticas concretas entre las que están el pastoreo extensivo, que deberá de practicarse entre  un mínimo de 90-120 días al año para aumentar  la capacidad de las praderas como sumideros de carbono, o la rotación de cultivos para mejorar el estado del suelo, algo que deberá hacerse en un rotación en el 40 % de las tierras arables. Las cubiertas vegetales de carácter inerte o dejar franjas donde pueda conservarse la biodiversidad entre cultivos son otras de las prácticas que se valoran como protectoras del clima. La idea, desde luego, es concienciar al agricultor y ganadero sobre la importancia de aportar ese grano de arena en la conservación del medio ambiente cosechando prácticas respetuosas con él. 

De hecho, durante la presentación de este plan estratégico, el propio ministro de Agricultura, Luis Planas, avanzó que lo que pretende esta nueva PAC, entre otras cosas, es avanzar cambios, profundos, pero graduales, que remuneren el compromiso medioambiental de agricultores y ganaderos, al tiempo que permitan aumentar su eficacia y garanticen unos pagos más justos y eficientes.