El Ayuntamiento aspira a consolidar la exposición de la camelia y llegar a organizarla en el Coliseo
CARBALLO
En el lenguaje de las flores, la camelia simboliza admiración, perfección y buena suerte. Como la que parece perseguir a la exposición que sobre esta planta organiza el Ayuntamiento. Nació el año pasado y tal fue el éxito de público y expositores que en su segunda edición las camelias han viajado del Palacio Municipal de María Pita a otro más amplio, el de la Ópera. Y con algo más de buena suerte, el Concello no descarta que la muestra llegue a celebrarse en un recinto aún mayor. «Para la tercera edición seguro que habrá más participantes, más calidad es imposible, y quizá, con el tiempo, pueda organizarse en el Coliseo», señaló ayer Carlos González-Garcés, edil de Servicios al Ciudadano, que inauguró la exposición junto a María José Cebreiro, concejala de Mantenimientos, y Carmen Salinero, presidenta de la Asociación Española de la Camelia. Al acto no faltó uno de los mayores expertos en la flor, Alfonso Armada, el ex general implicado en la trama del 23-F. «Es verdad. En María Pita estábamos un poco apelotonados. Mejor aquí», comenta una visitante que presume de cultivar unas tan especiales que «se parecen a las orquídeas». La variedad define a la camelia, un arbusto perenne de la familia de las theaceae , originario del Este asiático, que debe su nombre al misionero Joseph Kamel, de la que se obtiene el té y que llegó a Galicia, en su variedad japónica, en el siglo XIX. En la muestra, que reúne 400 ejemplares, las hay grandes, minúsculas, de color rosa, blanco, rojo, granate, jaspeadas, estriadas, onduladas, con forma de anémona, híbridas, simétricas, obtenidas en EE.UU., Australia, Francia, Japón o Nueva Zelanda. «Tienen la belleza de su propia fragilidad», apunta una aficionada que se llama como la protagonista de la novela de Dumas, Margarita. «Pero no huelen, aunque Greta Garbo las oliese en la película», añade. Particulares y viveristas Todas han sido prestadas por una treintena de particulares y otros veinte viveristas y floristas, sobre todo de las provincias de A Coruña y Pontevedra. Uno de ellos es Fernando Vila, de Vilagarcía. «Las camelias me gustan desde chaval, cuando las veía en un pazo al lado de mi casa. Ahora yo tengo 180 camelios en mi finca», cuenta. Ya lo dijo González-Garcés: «Es la típica flor sobrecogedora, extraordinaria, pujante. Ponga una camelia en su vida».