Del Vaticano a Carballo

CARBALLO

En directo | En la visita del nuncio del Papa Manuel Monteiro de Castro participó, junto al arzobispo de Santiago, en la jornada de clausura de la Semana da Familia tras ser recibido en el Ayuntamiento

06 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Carballo recibió ayer al embajador del Vaticano en España. Seguido de cerca por su guardaespaldas, y flanqueado por el arzobispo de Santiago y por los párrocos de Carballo y Cances, Manuel Monteiro de Castro, nuncio de Su Santidad, cruzó la plaza del Concello poco después de las siete de la tarde en dirección a la casa consistorial. En la puerta lo esperaban representantes de todos los grupos municipales, encabezados por el alcalde. Pese a la formalidad del acto, la cordialidad fue la tónica del encuentro. El nuncio del Papa dejó unas palabras para la posteridad en el Libro de Honor del Ayuntamiento, en el que, como señaló Evencio Ferrero, la segunda firma registrada fue la de Ángel Suquía, en 1974, «o día da inauguración desta casa», recordó José García Gondar. El regidor invitó a firmar a continuación a Julián Barrio, mientras el resto de los invitados compartían algunas anécdotas sobre la historia reciente de la localidad. Monteiro de Castro se llevó de Carballo un escudo del Ayuntamiento y dos libros, una guía de la Costa da Morte y la historia de la capital de Bergantiños, como le explicó Belén Lendoiro, concejala de Cultura. Al arzobispo, Evencio Ferrero le hizo entrega de otro escudo en un plato de barro de Buño, «un recordo -dijo- máis rústico, feito coas mans». Medalla El nuncio agradeció «esta acogida» con una medalla perteneciente a una serie limitada conmemorativa del Papa Juan Pablo II, «al que, naturalmente, lo vamos a tener en los altares», señaló. Monteiro de Castro mostró gran curiosidad por el municipio, asombrado por la insistencia de los políticos sobre la «escasa historia» de Carballo. El alcalde le dio todo tipo de datos, desde la superficie hasta el número de parroquias, e incluso ofreció una breve explicación del crecimiento de «aluvión» de la localidad gracias a sus «augas sulfurosas que saen a 37 grados» y a la explotación de volframio. El representante de Benedicto XVI en España planteó un pequeño debate sobre «la verdad objetiva del mundo», un mundo que él conoce bastante bien después de haber recorrido los cinco continentes desde que salió de Portugal, en 1961, y en el que cree que, en el fondo, no existen grandes diferencias entre los hombres.