Un homenaje justo 118 años después

CARBALLO

Varias personas recordaron a las víctimas del «Serpent» el lunes por la noche

12 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Eran las diez y media de la noche del día 10 de noviembre de 1890, marcadas por las cinco campanadas del The Serpent cuando el casco de este lanzatorpedos de Su Majestad británica dio contra un bajo sumergido a unos metros de la Punta do Boi, en la terrible costa de Camariñas. Parecía un golpe más de mar, pero el accidente acabó en tragedia y 173 de los 176 tripulantes dejaron la vida en las bravas aguas de Trece.

El pasado lunes, día 10, a las diez y media de la noche del 2008, justo 118 años después, también se acercaron a lugar el autor del libro Náufragos de antaño , Juan Campos Calvo-Sotelo, y el delegado en Galicia de la Real Liga Naval Española, José Manuel Pato González, para recordar la tragedia más emblemática y tal vez más popular de la Costa da Morte. Hubo otras peores, como el desastre de la flota de Padiña, el 28 de octubre de 1596, donde se perdieron 25 naves, o el naufragio del Captain , con 492 víctimas. Sin embargo, el hundimiento del The Serpent dejó marcado sobre este trozo del litoral gallego el estigma del fatalismo.

Juan Campos quiso organizar en el Cemiterio dos Ingleses un acto simbólico para recordar esta tragedia y todas cuantas acontecieron en la comarca a la misma hora que ocurrió accidente. La noche era oscura y los minutos previos al acto la naturaleza parecía querer reproducir las condiciones que llevaron al lanzatorpedos británico contra las rocas de Camariñas para dejar sus hierros allí para siempre. Algunos de los convocados incluso declinó la invitación ante el acoso de la lluvia y el viento.

Campos Calvo-Sotelo cree que la iniciativa no caerá en el olvido y que el próximo año serán muchas más las personas que se acerquen a la Punta do Boi para homenajear a todas las víctimas de mar. «Para mí ha supuesto una gran satisfacción personal», declaraba el autor de uno de los mejores libros que se han escrito en Galicia sobre siniestros en el mar. El autor llevaba tres crisantemos para depositar en la tumba principal. El delegado de la Liga Naval dejó en el mismo lugar un ramo de flores con la dedicatoria de su entidad. Un minuto de silencio con el sonido del mar de fondo puso fin al encuentro.