Una boda muy literaria

M. P. Valle redac.carballo@lavoz.es

CARBALLO

04 jun 2010 . Actualizado a las 02:34 h.

Dicen que todas las novias están guapísimas el día de su boda. La felicidad embellece, aseguran los cronistas cursis en las revistas del corazón, sin darse cuenta de que las mentiras tienen las patas muy cortas. Sin embargo, no es el caso de la novia de esta página. Ella sí que estaba guapísima, aunque llevaba ventaja sobre muchas otras, porque la escritora ceense María Canosa Blanco es guapa a diario. Y el día de su boda con el ourensano Alejandro López Pérez estaba impresionante. Él también guapísimo, por cierto.

Se conocieron en A Coruña, donde ambos estudiaron Ingeniería de Caminos. Compartieron compañeros, clases, exámenes, proyectos, licenciatura y amor, así de bonito, aunque suene empalagoso. Por razones de trabajo viven en la ciudad, pero para casarse eligieron Cee, como manda la tradición no escrita de que las bodas han de celebrarse en el lugar de nacimiento de la novia (ellas mandan, como debe ser). Para el convite se decantaron por el precioso Pazo do Tambre, en el pequeño lugar de Ponte Nafonso (Serra de Outes), donde disfrutaron de unas vistas fantásticas de la ría de Noia, unos jardines impresionantes y una fiesta fantástica que compartieron con sus amigos y familiares.

Igual de bien que ellos se lo pasaron los padres de los novios, la también escritora ceense Concha Blanco Blanco y Manuel Canosa Santamaría , por parte de ella, y Eligio López y Marina Pérez , por la de él.

Es probable que los novios no lean hoy esta página, aunque seguro que siguen la actualidad de la comarca vía Internet. Lo hacen gracias a las nuevas tecnologías porque de momento (todo llegará) La Voz no puede encontrarse en los quioscos de Nueva York, que es a donde se ha ido de luna de miel para que los que nos hemos quedado trabajando nos muramos de envidia (sana). Finalizarán el viaje al sol de Hawái y regresarán con las pilas cargadas y, seguro, un moreno envidiable. Muchas felicidades.

Como ellos también ha optado por la ingeniería, en su caso aeronáutica, el joven vimiancés Marcos Rodríguez Regueira , de Cerbán (Castrelo). Ha acabado segundo de bachillerato en el instituto Terra de Soneira y aún tiene que hacer los exámenes de selectividad, pero con su expediente todo hace prever que no tendrá ningún problema para elegir carrera. El pasado mes de febrero nos sorprendió al ganar la medalla de oro en las olimpiadas de Física que se celebraron en Santiago y apenas unos días después logró la de bronce en las de Química, así que en ambos casos quedó seleccionado para las pruebas nacionales, que realizó hace unos días. En las de Física, que fueron en abril, en Alicante, logró una mención de honor y en las de Química, que se celebraron este mes en Sevilla, se llevó una medalla de plata. Un chico listo que seguro que también triunfa en la carrera. Quien sabe, a lo mejor en la facultad también conoce a su media naranja. No sería el primero.