El delantero del Bergantiños jugó en Estados Unidos, Islandia, Dinamarca y Canadá
09 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Hace justo once años que José, Sito, Seoane (Miami, 1989) se despedía del fútbol bergantiñán, gallego y español a la misma vez. Entonces, vestía la camiseta de un Laracha que acechaba el ascenso a la Tercera División. De repente, le salió una de esas oportunidades inesperadas que cambian vidas. «Manu Mosquera nos llamó a mí y a Aarón Rama para acudir a unos partidos en los que había ojeadores de otros países buscando talento. Algo similar a lo que hace hoy la AFE», comenta el delantero de origen betanceiro y carralés. Finalmente, se animó porque sabía que, de hacerlo bien, podría salir de aquel encuentro con una oferta que también incluyese un plan educativo, algo que le interesaba.
Observando los talentos que había sobre el verde estaba en las gradas Paul Dalglish, el hijo de la leyenda del Liverpool, que buscaba jugadores para llevarse al Austin Aztex, al que entrenaba en Texas. «Al tener ya el pasaporte, me dijeron que podían hacerme un contrato profesional y conseguirme una beca para estudiar inglés», cuenta Sito.
En Austin comprobó que la liga de desarrollo le quedaba pequeña, marcando 46 goles y regalando 25 asistencias en solo 38 partidos. Unas cifras, que le sirvieron para que el Houston Dynamo comprase sus derechos formativos. En el 2014 estaba programado que hiciese la pretemporada con el equipo de la MLS, pero el Mundial de Brasil lo cambió todo: «Ficharon a dos jugadores que habían destacado con la selección nacional y a los tres que cobrábamos menos nos quisieron mandar al filial, aunque yo me negué. Quería jugar a nivel profesional. Allí o en otro lugar», recuerda.
Así que se fue a la segunda división danesa, en donde no duró mucho debido a los problemas financieros del club que lo había fichado. La salida fue Islandia, en donde firmó con el IBV, de la primera división de un país que se convertiría en revelación futbolística durante la Eurocopa del 2016. «Es un campeonato muy adaptado al fútbol moderno, en donde tiene mucha importancia el físico, la intensidad y la velocidad», explica. No obstante, su mejor etapa llegaría en Canadá. Allí, jugando para el Ottawa Fury coincidió con algunos grandes nombres del fútbol mundial compitiendo en la ya extinta NASL, la segunda categoría tras la MLS. A Raúl y a Senna los tuvo que ver desde la grada, pero pudo medirse contra su admirado Joe Cole o contra Didier Drogba, al que señala como el jugador más intimidante contra el que se ha enfrentado.
A su lado tenía, entre otros, al exdeportivista De Guzmán, una figura clave para entender el éxito que obtuvieron en una de las ediciones de la Copa Canadá, en la que llegaron a disputar unas semifinales contra el Toronto que ganó ese año la MLS. «En casa ganamos 2-1 delante de 15.000 personas. Provoqué el penalti del primero y marqué el segundo. Pero en la vuelta perdimos 3-0 delante de otros 35.000 espectadores. Me acuerdo bien de ese partido porque con el 0-0 tuve un mano a mano que fallé. Cuando lo veo en vídeos aún me duele. Pero sí, mi gran recuerdo es el de Canadá, porque fue lo más cercano al fútbol de élite que viví: viajes en avión, hoteles, grandes estadios...», reconocía hace poco en una entrevista a La Voz.
Ganas de volver a casa
Tras volver a jugar en Islandia, decidió que quería probarse en casa. A sus 33 años y diez después de haberse marchado, en octubre volvió a Galicia para entrenarse por cuenta propia a la espera de una oferta. «Durante este tiempo tuve varias, pero nunca me igualaban las condiciones de fuera. Por ejemplo, el último año de Segunda B el Unionistas me ofrecía 1.400 euros cuando en Islandia estaba cobrando sobre 3.000», dice.
Seguro de que estaba más que preparado para jugar en Segunda RFEF, descartó hasta tres ofertas de la misma categoría antes de aceptar la del Bergantiños. «Ya fueron muchos años por ahí, quiero quedarme por aquí una temporada, tengo ganas de estar en casa», admitía un Sito Seoane que el domingo tuvo sus primeros minutos como jugador rojillo. Participó, primero, como extremo izquierdo y, después, como punta, protagonizando el único disparo del Bergantiños en la segunda parte.