La salud mental aleja el estigma y ofrece los recursos más actuales

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

ESPECIAL SALUD | Los psicólogos de la Costa da Morte iinciden en el carácter básico de su labor, «como ir al médico de cabecera»

05 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los psicólogos de la Costa da Morte —o más bien las psicólogas, porque son mayoría mujeres— creen que el estigma de pedir ayuda por un problema mental «pasou á historia», como dice Vanesa Andrade, para quien pesa más el hecho de tener que abrir «unha caixa moi íntima» y hablar de uno mismo. «Cada vez vemos que se va perdiendo el miedo a compartir lo que nos duele, normalizando que pedir ayuda y acudir a terapia no nos hace débiles», como añade Elsa Gundín, de Sentir. «A xente deixou a un lado o estigma. Os medios fixeron bastante por encasillar a saúde mental, pero hoxe calquera che pregunta: podes ver ao meu fillo ou a miña irmán?», añade Héctor García. Mientras que Paula Álvarez, de Althea, apunta que «deberíamos entender ir al psicólogo como ir al médico de cabecera».

Todos los profesionales consultados coinciden en que los trastornos relacionados con la ansiedad, con el estado ánimo, son los asuntos por los que más recurren a ellos, seguidos de las traumas, como puede ser un duelo que transcurrido un tiempo no se ha pasado, como explica Héctor García. «En la población infantil suele venir por algún problema de gestión emocional: baja autoestima, divorcios de padres, bullying y adicción a las nuevas tecnologías», dice Paula Álvarez

Entre las pacientes son mayoría las mujeres, porque «somos más rumiativas y esto favorece el poder caer una de depresión», como opina Álvarez, o porque quizás les es «moito máis fácil acompañar, sentir e falar das nosas emocións», apunta Vanesa Andrade, que pone el acento en el déficit que hay en el sistema público y en el temor a que la situación económica acabe dejando de lado a mucha gente que necesita ayuda. «Parece que a atención psicolóxica é un privilexio, cando é unha necesidade primaria», dice la especialista, mientras su colega, Héctor García, dice que los compañeros de la atención pública «están totalmente sobrepasados» y «non poden facer ben o seu traballo», cuando se ven en la obligación de ver «a sete ou oito pacientes pola mañán».

La ventaja para los usuarios de la zona es que las clínicas que hay ofrecen sistemas de trabajo propios y se complementan. García, por ejemplo, que tiene en marcha un proyecto muy innovador para ofrecer una primera atención en teleasistencia, no trabaja con niños y se los deriva a una compañera. En Sentir han desarrollado «un modelo asistencial propio, con unidades especializadas según la etapa evolutiva de la persona y sus necesidades». Incluyen «terapia grupal y online» y su catálogo de servicios va desde la atención temprana y el neurodesarrollo hasta las conductas adictivas o la psicología legal y forense. Y Vanesa Andrade está bastante volcada en el neurofeedback, una técnica destinada a mejorar la función cerebral sin la necesidad de fármacos.

De lo que son conscientes en su conjunto es de cómo se ha incrementado notablemente la demanda a raíz de la pandemia, según explica Paula Álvarez, la responsable de Althea. De ahí «lo relevante de la prevención y la intervención en la comunidad», para que temas que antes se tapaban ahora puedan ser señales de que «algo no va bien», como incide Elsa Gundín, de Sentir.

Trabajan con el hándicap del tiempo, porque generalmente las soluciones no son inmediatas, requieren un cierto tiempo para empezar a ver la evolución, pero «ver que alguén que chega afundido normaliza a súa vida ou quita eses pensamentos distorsionados que tiña é algo tremendamente gratificante», concluye Héctor García.

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