Y Maite Rojo llegó a Fisterra...¡38 horas después de haber salido de Malpica!
CARBALLO
La atleta de Malpica completó el ultra trail del Camiño dos Faros, de 200 kilómetros de largo
25 ago 2023 . Actualizado a las 18:09 h.Las primeras previsiones decían 48 horas. Las suyas superaban las 40. Y finalmente Maite Rojo completó los 200 kilómetros del Camiño dos Faros en menos de 39 horas (38.45). Una fugacidad ya habitual para la atleta coruñesa de 50 años y con profundas raíces en Malpica, que alcanzó el Faro Fisterra pasadas las 18.00 horas de este jueves. Había salido a las 3.00 de la madrugada del martes al miércoles y desde entonces no había parado más que en los avituallamientos que le preparó su hermano, Diego, que le ofreció asistencia en todo momento desde el coche. Tuvo, también, la compañía de otros diez corredores, la mayoría de ellos de la comarca, que le hicieron más liviano el duro, largo y complicado recorrido.
Maite, que ya fue la primera gallega y la segunda española en correr el Spartatlón griego, de 246 kilómetros, se había marcado este desafío y no dudó a la hora de cumplirlo. De hecho, su entereza fue lo que más sorprendió a los que la acompañaban. «Vai mellor que nós», decían los que terminaban la noche del miércoles con ella. «Reservade para comer, que ao ritmo que vai esta chegamos en hora», vacilaba otro a quince kilómetros de la meta. Comentarios, todos ellos, que se compartían en un grupo de WhatsApp en el que una treintena de personas estaban pendientes de su progreso.
Lo más alucinante era su velocidad, pues incluso tras superar las 24 horas de reto, seguía rebajando tiempos. La primera estimación para llegar a Nemiña era a las 14.00 de este jueves. Después a las 13.00. Y finalmente acabó cruzando el arenal muxián poco después de las 12.00 horas.
En el Faro Fisterra la esperaban familiares, amigos, compañeros de carrera y, como no, peregrinos. Todos se unieron para darle un gran aplauso y reconocer la enorme gesta de una Maite que no pudo hacer otra cosa que romper a llorar por la emoción. Eso sí, las lágrimas no le borraron la sonrisa. Ni le hicieron olvidarse de las que padecen el Síndrome de Rett, como la pontecesana Daniela Novo Garrido. Compromiso y felicidad. Hasta el final. Ese, seguro, es su secreto.