Mercedes Pérez, de Traba de Laxe, fue una de las muchas emigrantes de la comarca que trabajaron en la empresa Wenger, hoy Victorinox
26 oct 2023 . Actualizado a las 20:45 h.La emigración de la Costa da Morte en Suiza tiene algunas empresas como referencias de varias generaciones, por las que han pasado cientos de personas de la comarca, desde la Hilcona de Liechtenstein, la Rolex de Ginebra o la Comte de Delémont, entre otras muchas.
Precisamente en la capital de Jura, Delémont, se encuentra Wenger, una compañía ya histórica (tiene 120 años) incluso a nivel mundial, famosa por sus navajas y otros elementos. Sobre todo, por la navaja suiza, casi un elemento de identidad nacional, junto con la compañía Victorinox, que ahora es la matriz tras la compra de Wenger. Y, por supuesto, en la fabricación de navajas ha habido muchas manos de la Costa da Morte, en casi todos sus procesos, desde el montaje al afilado.
Una de sus trabajadoras, durante diez años, fue Mercedes Pérez Oróns, de Traba de Laxe, donde reside. Mercedes formó parte de aquel gran éxodo comarcal a Suiza de finales de los sesenta y principios de los setenta. Ella, que ahora tiene 74 años, llegó en 1971, y tras trabajar mucho tiempo en un hospicio, el último decenio como emigrante lo pasó en la fábrica, esa que nació en Courtételle y desde hace mucho ocupa dos enormes espacios (comunicados por una pasarela sobre la vía) en la avenida de la ruta Basilea. «Había moita xente da volta. De Laxe, de Canduas... De moitos lugares», recuerda. Su trabajo estaba centrado en el afilado. «Difícil non era, pero había que saber facelo», recuerda.
Por sus manos y por las de sus compañeros pasaban tantas y tantas, de tantos tipos y tamaños, que no podía dejar de preguntarse a dónde irían todas. Se vendían y se venden por todo el mundo, como producto fiable y de prestigio. Wenger, desde su adquisición por Victorinox, se ha ido diversificando más hacia relojes, artículos de viajes y negocios... Pero en los foros especializados aún se encuentran debates sobre las calidades de unas y otras. En la Wenger, por cierto, ya con su nuevo titular, ha trabajado mucho el vimiancés Francisco Ordóñez, instalando puertas y ventanas en sus dos edificios. Coincide en que hubo muchos empleados de la zona en esa empresa, y alguno quedará, pero nada que ver con lo que era hasta hace unos veinte años.
La navaja es una de las muchas huellas laborales de la relación emigrante de la zona, que puede explorarse con más detalle en la exposición Taxi Compostelle que se exhibe en el museo de historia Jura, en Delémont, dirigido, por cierto, por una emigrante con raíz materna también en Traba. Y la propia Mercedes también conserva familia en la ciudad.