Por enésima vez la fuerza del Xallas ha vuelto a romper la pasarela que acerca a los turistas a pie de fervenza. Y, otro alcalde de Dumbría, ha vuelto a decir que la volverán a arreglar, o sea que de los errores no se aprende. Probablemente, si no fuera por la cadena de embalses que hipertrofia el Xallas, hasta la avenida de agua de estos días, se habría resuelto de forma menos dramática, pues el aumento de caudal cuando llueve, viene desde antiguo. Todo comenzó hace 100 millones de años, cuando los ríos gallegos llegaron al mar después de la rotura de Pangea. Ya entonces la dureza del granito de O Pindo haría que la desembocadura del Xallas fuera parecida a la de ahora. Los geógrafos creen a Manuel Murguía quien escribió que todo fue causado en 1217 por un seísmo que produjo un gran desprendimiento de rocas, al norte del Monte Pindo, donde cae el Xallas al mar. Sobre ese desprendimiento de rocas mencionado por Murguía se ha construido la actual pasarela, aunque los visitantes no saben que se desplaza sobre bloques que cayeron desde la ladera del Pindo hace 805 años. Hay una explicación más verosímil y menos dramática al acontecimiento que formó la fervenza del Xallas. Los geólogos piensan que se formó al comienzo del Cenozoico, hace 64 millones de años, cuando la colisión entre la placa euroasiática y la Ibérica levantó el borde norte de la Península. Y la caída de bloques no habría tenido nada que ver con un sismo, pues se habría producido por la inyección del agua del río entre las grietas del roquedo durante un gran aguacero. Esto explica que cada vez que llueve mucho, como estos días, vuelven a caer bloques desde la ladera rocosa que domina la pasarela, que alguna vez han llegado a romper. En 14 de octubre de 1832, Guillermo Schulz, autor del primer mapa geológico de Galicia, intentó cruzar el río camino de Santiago. Entonces, el paso para las caballerías estaba más o menos a la altura de la central hidroeléctrica y continuaba por la costa en dirección a Caldebarcos. Con la construcción del puente de la carretera actual, el viejo camino se abandonó. A la vista de la nueva destrucción de la pasarela no sería mala idea que el Concello de Carnota completara la antigua senda peatonal para poder seguirla, como hasta hace un siglo, por la orilla sur del Xallas. Sería más segura, a prueba de desprendimientos e inundaciones y desembotellaría de tráfico la carretera actual dando una alternativa a los turistas.
*Juan Ramón Vidal Romaní es geólogo catedrático emérito de la Universidade de A Coruña.