Restaurantes convertidos en discotecas y viceversa para la Nochevieja en la Costa da Morte

La Rúa da Estrela y el alquiler de bajos en Carballo son todo un clásico por Nochevieja. Este es uno, si no el principal, núcleo neurálgico de la movida en la última y primera noche del año en la Costa da Morte. Varios son los pubs que con sus diferentes ambientes atraen a multitudes, sobre todo, de jóvenes de la capital bergantiñana y del resto de la comarca. Pero desde hace unos años, especialmente, otros puntos del territorio consiguen seducir, en algunos casos, a mareas de gente, incluso llegadas desde otras localidades gallegas; sobre todo, desde A Coruña.

Destaca en este sentido el complejo Aldeola de Cerqueda, Malpica, que aunque pensado inicialmente para grandes eventos gastronómicos, lo cierto es que cada 31 de diciembre se convierte en uno de los grandes epicentros de la movida nocturna en la zona. Hasta allí se desplazan centenares de personas, sobre todo, grandes grupos de amigos, también con mucha juventud, la gran reina de la noche. Este año no será menos y desde el establecimiento anunciaron un completo cartel que incluye novedades.

Ya en otra capital, la de Soneira, el restaurante Pastoriza de Vimianzo pasa a convertirse en un gran salón de fiesta, si bien es cierto que desde hace un tiempo está cada vez más orientado a esta otra vertiente, pues cabe recordar que es sede fija del baile de la tercera edad que organiza periódicamente el Concello, aunque en la jornada en la que más bien la marcha comienza ya el 1 de enero, el ambiente es de pura adrenalina, con mayor ritmo y con almas que semejan incansables. Así es que, como sucede en la inmensa mayoría de los sitios, la música se extiende hasta altas horas de la madrugada. De nuevo, en este remate del 2024 y principios del 2025, volverá a ser un enclave al que acudir para mover el esqueleto.

Histórica

Jóvenes eufóricos por comerse la noche —para muchos es incluso su primera gran velada hasta que amanece el día— comparten pista esa jornada con veteranos que aún mantienen vivo el gusanillo por salir a divertirse ese día marcado con mayúsculas en el calendario. Y en esa franja de edad, especialmente, una discoteca que desde hace unos años también se convierte en restaurante por unas horas con mucho éxito es la Pazos de A Laracha, local inquebrantable desde 1966. Primero sirve la cena y, luego, suena con fuerza la música. Una cosa no conlleva necesariamente la otra. Año tras año sigue conservando su vitalidad y, por supuesto, en este Fin de Año-Año Nuevo tampoco fallará a su cita con los más fieles.

Otros planes, desde luego, se pueden hacer en la Costa da Morte, con numerosos locales en los que pasar una noche para el recuerdo. Los hay más tranquilos, con tantas opciones como colores. El caso es mantener la llama por salir ese día.

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